La actitud de Ramón Calderón, presidente del Real Madrid, a la conclusión del encuentro que disputó su equipo en Zaragoza, colea. La plantilla mallorquinista ha dado su punto de vista y, añadido al pasado de varios de sus jugadores, se ha decantado, sin concesiones, hacia el Barcelona en la lucha por el título que concluirá el domingo.

"A lo mejor se arrepiente", avisó ayer Navarro -quien no niega su deseo de que el Barça sea campeón- sobre la celebración de Calderón en el césped de La Romareda. "Fue un paso de euforia, tal vez no lo midió", justificó Jonás, a quien lo que más le molesta y, por ende, le motiva es que le "festejen en la cara". Por ello, "jugar en un estadio como ese y con esa expectación va a ser bello. Trataremos de ganar".

Jonás no es culé, pero necesita de un encuentro así para entrar en la lista de Basile para la Copa América con Argentina. Algo similar, aunque para una revalorización distinta, le ocurre a Arango. El venezolano pidió a su seleccionador un permiso para jugar ante el Madrid.

¿Es casual que Maxi salude como en la foto -con el dedo pulgar y meñique extendido-? Pues esta imagen fue ayer, no hace un año, en la Ciutat Esportiva. Este saludo, que puso de moda Ronaldinho cuando aterrizó en España en 2003, es más que una delaración de intenciones hacia lo que uno y otro esperan que ocurra el domingo.

El argentino ha compartido banquillo con el astro brasileño un año y medio en el Barcelona, justo antes de recalar en la isla en calidad de cedido. También quiere emular a su homólogo Etoo, quien sabe lo que es salir victorioso del Bernabéu, incluso de forma contundente en aquél uno a cinco en la temporada que el Mallorca conquistó la Copa. Maxi, que desconoce si tendrán una oportunidad en su despedida, expresa su deseo de que el Barça consiga gracias al Mallorca el título.

El Mallorca, sea o no sea del Barcelona, sea o no con primas, se muere de ganas por confirmar que, junto a Recreativo y Racing, es una de las revelaciones de esta Liga que agoniza llena de emoción.