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Joan Punyet Miró: «Al fin puedo eclosionar y dar a conocer mi voz como artista plástico»

El nieto de Joan Miró y vigilante del legado familiar inaugura este jueves la exposición ‘Mont-roig: blanc i negre’ en la Galeria Marc Calzada de Barcelona, una muestra que «hace referencia a la anti inteligencia artificial aplicada al arte» y que ha creado junto a Marcel Aragonès

«Encuentro la inspiración en la naturaleza, en la noche, en las vistas del Mediterráneo», confiesa en esta entrevista

Joan Punyet Miró, ayer en Palma

Joan Punyet Miró, ayer en Palma / Gabi Rodas

¿Qué significa Mont-roig para Joan Punyet Miró?

Mont-roig es mi infancia, el grito de la tierra, de las raíces de mi parte catalana por parte de abuelos y abuelas, los veranos que pasaba rodeado de árboles y montañas… Una naturaleza salvaje que me dejó perplejo desde siempre. 

¿Sobre qué reflexiona una exposición como Mont-roig: blanc i negre?

Habla de los opuestos, como el blanco y el negro, la vida y la muerte, la realidad y la surrealidad, el día y la noche, y toda percepción cíclica de círculos vitales que nos marcan para siempre la existencia.

¿Por qué blanco y negro?

Pensamos que era una manera de atrapar la luna y el sol, la oscuridad, la antimateria, el sinsentido, y nos permitía hablar de todos los conceptos filosóficos que tienen que ver con la terrible brevedad de la vida y del paso por el planeta. Hablar de blanco y negro es hablar de los opuestos que nos marcan las pautas diarias de nuestra existencia.

Mont-roig inspiró a Miró a pintar algunas de sus obras más reconocidas. ¿Dónde encuentra usted la inspiración? 

En las montañas, los algarrobos, las oliveras, los almendros, los frutales, la playa y, sobre todo, en la noche, en la noche de Mont-roig, en todos esos momentos maravillosos en los que casi puedes acariciar la luna y en esas vistas del Mediterráneo que son tan reveladoras para mí. 

¿Mallorca todavía conserva lugares que le enamoran?

La Serra de Tramuntana es patrimonio de la humanidad y allí sin duda hay una belleza excepcional que desde siempre me ha llegado al corazón. 

Una Serra cada vez más amenazada: por la masificación turística, la basura, el cemento, las carreras de motos, los excursionistas incívicos, las carreras de motos, la desidia de las instituciones... 

La presión turística es muy grande pero sin duda el único atractivo para el turista que viene a Mallorca es la naturaleza. Bajo ningún concepto creo en el discurso apocalíptico de destrucción masiva de todo nuestro patrimonio natural. Jamás se perderá la belleza de Mallorca, seguro.

¿Qué le une a un artista como Marcel Aragonès?

La pasión por la abstracción, la pintura más intuitiva, directa, impulsiva, que tiene unos puentes muy firmes en conexión con la escritura automática de los poetas surrealistas. André Breton, Michel Leiris, Antonin Artaud... entendieron que la manera más directa de acercarse a la intuición creativa del ser humano era por la abstracción impulsiva, ciega e intuitiva del automatismo. Ellos utilizaban la pluma y nosotros el pincel.

Me habla de la inteligencia intuitiva. ¿Usted cree en la Inteligencia Artificial? 

Según en qué parametros puede ser muy positiva, por ejemplo en la medicina, pero en los parámetros de la creación puede plantear un totalitarismo que aniquile el concepto de la emancipación del ser humano de la máquina, creando robotizaciones humanas y androides humanos capaces de pensar por ellos mismos y que estén bajo el control totalitarista de la Inteligencia Artificial. Eso es lo que más me preocupa, por eso pensamos que esta exposición hace referencia a la anti-inteligencia artificial aplicada al arte y también habla de la antipintura como concepto de la negación humana ante la época digital que nos está volviendo totalmente esclavos de un sistema que hemos creado nosotros. 

La antipintura mironiana o cómo desafiar a la pintura, sin miedo a nada.

La antipintura nace en relación a la poesía del chileno Nicanor Parra, que escribía antipoemas, y se basa en lo intuitivo, lo absurdo, lo irreverente, lo provocativo y lo automático, haciendo salir del subconsciente colectivo una serie de impulsos y de pálpitos creativos sin ser subyugados al control impuesto por la razón. Es la parte más primitiva, arcaica y prehistórica del alma del ser humano. 

Joan Punyet Miró, a la derecha, con Marcel Aragonès

Joan Punyet Miró, a la derecha, con Marcel Aragonès / .

¿Qué placeres encuentra en la pintura a cuatro manos?

Siempre tuve como referente a Andy Warhol y Jean-Michel Basquiat, también a Karel Appel y Pierre Alechinsky, porque estamos como artistas alineados a nuestro mundo digital, a la rutina, al estudio constante, y entonces creo que poder tener siempre un referente, un compañero de ruta, un artista a tu lado que comparte las mismas sensaciones y preocupaciones es muy enriquecedor. Marcel Aragonès, que fue guitarrista de la banda catalana Nats, es un amante del rock como yo, de ahí muchos de los títulos que hemos puesto a las obras. 

Joan Miró descubrió y decidió que quería ser artista en Mont-roig. ¿Cuándo lo decidió usted?

Toda la vida he tenido en mi ADN la genética de Joan Miró, su sangre corre por mis venas, yo no lo elegí, eso te toca o no te toca, y a mí me tocó el privilegio de ser su nieto. Toda la vida he estado dedicándome a su legado, a su patrimonio, su gestión cultural y fundacional, intentando siempre estar en la sombra, pero al fin veo que todo está ya bastante dirigido, con el triángulo Miró de las tres fundaciones [las de Mont-roig, Barcelona y Mallorca], y al fin puedo eclosionar y dar a conocer mi voz como artista plástico. 

¿Exponer sus obras ha sido una decisión muy meditada? 

Sin duda, porque el peso de Miró es muy grande, sobre mis espaldas hay una gran responsabilidad familiar y personal, y es muy difícil para alguien como yo atreverse a imaginarse, a poder plantearse delante de una tela en blanco hacer alguna especie de plasmación de una inquietud filosófica o existencial.

El Punyet artista, entregado a su obra

El Punyet artista, entregado a su obra / .

Como artista, ¿siente que empieza de cero?

No diría que empiezo de cero porque toda mi vida he estado rodeado de color y de abstracción, de la pintura de mi abuelo, en casa y en las fundaciones, y ya en los años 90 en Nueva York hacía cursos académicos de pintura, pero evidentemente nunca quise enseñar nada porque es un trabajo que tiene que ir madurando con los años. Llegar a este nivel de convicción a los 55 años... al fin he podido plantearme el reto de mostrar mis obras hechas con Marcel Aragonès, lo cual es algo importantísimo para mí en mi trayectoria vital. 

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¿Ser nieto de Miró tiene más pros que contras? 

Muchos más pros porque es más fácil poder tener contacto con mucha gente que he conocido durante toda mi vida. Los contras son el peso de hacer algo que será juzgado siempre desde el prisma de ser ‘el nieto de’ y nunca un artista independiente. Hay que dejar al margen estos juicios o prejuicios que puedan poner palos en las ruedas y ser capaz de liberarse y actuar tal y como te pide tu propia intuición. A los 55 me siento libre y puedo defender mis lineas de pensamiento artístico y de creación pictórica o escultórica. Es una especie de cruce de caminos existenciales, en un momento de la vida simplemente ves cómo hay una necesidad vital de dar rienda suelta a unos impulos creativos internos y no puedes frenarlos bajo ningún concepto. Es como el volcán en erupción en Islandia, si pones un tapón al cráter el magma y la lava eclosionarán en las capas tectónicas creando terremotos. Pues yo igual, o dejo vía libre a mis impulsos creativos o puedo encontrarme en una encrucijada vital gravísima. 

Decía Miró que el secreto de su obra era el equilibrio. ¿Cuál es el suyo?

El equilibrio entre diferentes balanzas, como la pintura, la música y evidentemente el poder contar siempre con el mundo de los sueños y los pálpitos oníricos de la noche, que son las voces que me ayudan a seguir creando.

¿Qué le aterra al Punyet artista?

Ahora veo cómo estamos siendo alineados a través de las diferentes plataformas digitales y de los diferentes imputs que nos llegan con la Inteligencia Artificial , cómo se está robotizando el comportamiento humano, y no veo una salida clara a las nuevas generaciones, a la llamada Generación Z, a la Generación líquida, que vive a través de imágenes bonitas en realidades personales totalmente feas y depresivas. Mi arte intenta abrir puertas para que la gente dé rienda suelta a su libertad expresiva y que no se vea todo el tiempo consternada por lo que puedan pensar de ellos a través de sus fotos en Instagram. 


¿Reivindicación y ecología son pilares sobre los que se sustenta su propuesta artística? 

Sí, el mundo del plástico en el mar me horroriza, y siendo de Mallorca mucho más. El reciclaje es la clave para seguir manteniendo un equilibrio en el planeta porque sino la raza humana se extinguirá.

¿El arte tiene que ser reivindicativo?

En mi humilde opinión, si el arte no es reivindicativo no tiene razón de ser. 

¿Qué banda sonora le pondría a su obra?

La Gnossienne n. 1 de Satie. La música para mí es una religión, intocable. Sin música me podría suicidar pasado mañana porque mi vida no tendría ningún sentido. 

Piensa, escribe y habla en catalán, ¿siente amenazada su lengua?

Me formé en EE UU, mi lengua es el catalán pero mi lengua intelectual, de creación artística, es el inglés. No siento el catalán amenazado porque las lenguas son seres vivos que mutan y no tienen riesgo de extinción, todo lo contrario. 

¿Qué será lo próximo?

En junio de 2024 haremos una exposición en Mont-roig del Camp, en una antigua capilla.

La exposicion se inaugura este jueves en Barcelona

La exposicion se inaugura este jueves en Barcelona / .

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