La fábrica de pianos Casa Elias de Palma, una historia de pasión y trabajo generacional

Palma contó con una reconocida fábrica de pianos y órganos, cuyo nombre aún perdura

La fábrica de pianos estaba situada en pleno corazón de Palma, junto al Teatre Principal.

La fábrica de pianos estaba situada en pleno corazón de Palma, junto al Teatre Principal. / Casa Elias

En el corazón de Palma se encontraba una de las pocas fábricas de pianos del país, conocida como Casa Elias. Fundada en 1932 por Jaime Elias Arasa, este taller mallorquín situado junto al Teatre Principal llevaba el nombre de su visionario fundador. Hoy, su nieto, Jaime Elias Orfila, mantiene el oficio de reparación y afinación de pianos, haciendo perdurar la tradición familiar.

La historia de esta casa de pianos se remonta en sus inicios a Jaime Elias, quien fue un consumado fabricante de pianos y órganos. Desde sus primeros días como aprendiz de pianista con el maestro Soler en la fábrica Finte de Barcelona, donde también se formó como organero, Jaime Elias demostró un talento y pasión innatos por la música y la fabricación de instrumentos. Con el conocimiento adquirido, estableció Casa Elias, que rápidamente se ganó una reputación por la excelencia de sus pianos y órganos.

La empresa familiar no solo producía pianos, sino también lanzó su propia marca, Jayel (Jaime Elias), y distribuía pianos de otras marcas prestigiosas como Steinbach, Schumann, Strauss y Maristany. La calidad de sus instrumentos generó una fuerte demanda tanto dentro como fuera de España, con países como Argentina, Brasil, Cuba, Venezuela e Indochina interesados en sus pianos.

En 1958, el reconocimiento llegó a la marca familiar Jayel cuando fue galardonada con la Medalla de honor hispano-francés en Zaragoza. El prestigio ganado con este premio catapultó a Casa Elias al ámbito internacional, lo que conllevó más oportunidades comerciales y una mayor expansión de su mercado.

Dos de los pianos fabricados por Casa Elias. | CASA ELIAS

Dos de los pianos fabricados por Casa Elias. | CASA ELIAS / etienne chornet. palma

Con el auge turístico en la isla de Mallorca, los pianos Jayel se convirtieron en elementos habituales en nuevos hoteles y salas de fiestas, lo que llevó a la empresa a expandirse y emplear a 49 trabajadores. La calidad y reputación de los pianos Casa Elias eran indiscutibles y la demanda seguía creciendo a medida que más personas querían tener uno de estos preciados instrumentos en sus hogares o locales.

No obstante, la producción artesanal tenía sus limitaciones, y la fábrica solo podía confeccionar un promedio de cuatro pianos por semana. La competencia extranjera se intensificó con la irrupción de pianos japoneses de producción masiva y a menor costo, lo que afectó gravemente a las ventas de Casa Elias. La crisis económica, sumada a los costos cada vez mayores y los impagos de clientes, hizo que la fabricación de pianos en este negocio se volviera insostenible.

A pesar de la difícil situación, Casa Elias no renuncio fácilmente. En un intento por diversificar su producción, ampliaron su gama de productos para incluir organillos y arpas armónicas, que se hicieron populares en fiestas y verbenas. Estos organillos se comercializaban y algunos de ellos aún son altamente valorados por coleccionistas.

La fábrica de pianos estaba situada en pleno corazón  de Palma, junto al Teatre Principal. |  CASA ELIAS

La fábrica de pianos estaba situada en pleno corazón de Palma, junto al Teatre Principal. | CASA ELIAS / etienne chornet. palma

Sin embargo, la producción de estos instrumentos no fue suficiente para salvar la fábrica de pianos. La competencia extranjera, especialmente de los japoneses, que ofrecían precios más bajos y una mayor variedad, fue un duro golpe para Casa Elias. Además, la falta de tesorería, de un esquema de fabricación viable y de rentabilidad empujaron a la empresa al borde del colapso.

En los días finales de la fábrica, el último empleado de Casa Elias fue Pedro José García Hernández, un trabajador con gran interés en aprender. Tras el cierre, García Hernández se estableció por cuenta propia, aprovechando la experiencia adquirida en Casa Elias.

A pesar de las dificultades, el legado de Casa Elias no se desvaneció por completo. El nieto de Jaime Elias Arasa, Jaime Elias Orfila, decidió continuar la tradición de la casa de pianos. Adaptándose a los nuevos tiempos y recursos, Jaime Elias Orfila mantuvo el nombre de Casa Elias y se enfocó en afinar y reparar pianos, siguiendo la huella marcada por su abuelo.

Incluso registró el nombre Casa Elias como una precaución industrial, algo que su abuelo nunca había considerado. Jaime Elias Orfila se convirtió en el único miembro de la familia que conserva en la actualidad la tradición de reparar pianos en esta rama familiar.

Jaime Elias Orfila, afinando un piano. | E. CHORNET

Jaime Elias Orfila, afinando un piano. / E. CHORNET

Hoy en día, Casa Elias sigue operando bajo la dirección del nieto del fundador, ofreciendo los mismos servicios de afinación y reparación de pianos que antes. A pesar de los desafíos y la competitividad del mercado actual, se ha esforzado por mantener viva la tradición y el legado de Casa Elias en Mallorca.

La historia de Casa Elias es una prueba del amor por la música, la dedicación a la creación de instrumentos de calidad y la lucha por mantener viva una tradición familiar en medio de los desafíos cambiantes de los tiempos. La fábrica de pianos puede que haya cerrado sus puertas, pero su legado perdurará en la memoria de aquellos que valoran la artesanía, la pasión y la música que llevan consigo los pianos de Casa Elias.

Suscríbete para seguir leyendo