Las ‘Suites’ de Bach para cello sonarán en el Castell de Bellver

El espectáculo multidisciplinar ‘Cartes a Bach’, que se podrá ver el 30 de agosto, aúna música, teatro y danza

Gabriel Fiol i Carme Garí

Gabriel Fiol i Carme Garí / 'Cartes a Bach'

Redacción

El espectáculo multidisciplinar Cartes a Bach, que se podrá ver el 30 de agosto a las 20.30, dentro de la programación de verano del Castell de Bellver, aúna música, teatro y danza.

El violonchelista Gabriel Fiol tocará en solitario tres de las famosas seis Suites que Johan Sebastian Bach compuso para dicho instrumento entre 1717 y 1723. La interpretación de Fiol constituye el grueso del espectáculo Cartes a Bach, un montaje que se completa con teatro y danza, en el que se da voz a las desconocidas esposas del genio de la música barroca, María Bárbara y Anna Magdalena, madres de sus veinte hijos, que fueron un “pilar fundamental” en su vida y en su carrera.

Cartes a Bach es un proyecto del dúo Voicello, formado por Gabriel Fiol y la soprano Carme Garí, al que se han unido la escritora Maria Estelrich y la bailarina Nathalie Quaiba. Surge cuando el violonchelista decide que ha llegado a un momento de su carrera en el que se siente preparado para tocar en público esas Suites mediante las que, en la primera mitad del siglo XVIII, Bach convierte al violonchelo en instrumento solista. Estas obras se encuentran en el “programa obligatorio para violonchelistas de todos los conservatorios superiores, son difíciles y complicadas de tocar y requieren mucha concentración por parte del instrumentista. Llevo muchos años tocándolas en privado, estudiándolas, y es ahora cuando, por mi trayectoria, creo que tengo el bagaje suficiente para interpretarlas en público”, explica Fiol. Cuando se planteó ofrecer al público “mi propia versión” de estas piezas emblemáticas, que conoce muy bien, pensó en compartir esa música con otras disciplinas, obras para cuya creación Bach se inspiró “en danzas populares y convirtió esos ritmos en música erudita”.

De este modo, el teatro y la danza entraron de manera orgánica en el proyecto, explican Fiol y Garí, inspirados por los sentimientos que revelan cada una de esas composiciones.

La primera “es alegre optimista, positiva, su preludio es muy conocido, por ejemplo, suena en la película Master and commander. La segunda es más triste, melancólica e introvertida, aunque también es muy bonita, y, finalmente, la tercera, es de una tonalidad más abierta y mayor amplitud sonora”.

Todo ello llevó a estos artistas a pensar en algo más grande y recrear la vida del compositor a través de la de sus esposas, que toman la voz para hablar de los hechos cotidianos, de sus sentimientos como mujeres, madres, cuidadoras, principal apoyo y colaboradoras del músico alemán. Así, María Bárbara Bach y Anna Magdalena Bach, interpretadas, respectivamente por Garí y Estelrich, cuentan, desde la ficción, y en base a los pocos datos que de ellas que se conocen, “que estuvieron al lado de Bach dándole su soporte, con el que contribuyeron a que él pudiera dedicarse a su trabajo, algo que ha sucedido tantas veces a lo largo de la Historia, es una forma de aportarles visibilidad”, reflexiona Garí. Maria Estelrich, tras un trabajo de investigación, escribió las cartas que dan título al espectáculo, que cuenta con Bernat Pujol en la dirección actoral. Garí cantará al final del mismo.

De María Bárbara se conoce muy poco, como que era prima de Bach, cantante, que tuvo siete hijos y que murió joven, tras un matrimonio de doce años, durante un viaje del maestro acompañando al príncipe que era su mecenas. De Anna Magdalena han llegado más datos a nuestros días, pues fue la esposa que le sobrevivió. Era soprano y abandonó su carrera para casarse, tuvo trece hijos, ayudaba al músico a transcribir sus obras y se convirtió en la guardiana de su legado. Las fuentes cuentan que los dos matrimonios fueron por amor. “Se supone que eran dos mujeres cultas de la época, que sabían tocar instrumentos y valoraban el talento de su marido”, añade Garí.

La bailarina Nathalie Quaiba interpreta los sentimientos de “alegría, tristeza, soledad, dramatismo” que destilan las Suites y los textos de Estelrich. Lo hace mediante coreografías en las que combina “lo que serían los bailes de la corte, la danza contemporánea, el ballet clásico, la danza del vientre o los bailes tradicionales”, según las diferentes situaciones en las que interviene. Quaiba apunta que “me siento muy bien en este montaje, muy integrada con la vida de estas mujeres esenciales para que Bach pudiera componer su música, que fueron mamás, amantes, esposas, que eran el cable a tierra del músico, que vivieron en una época tan difícil para la mujer”, señala. “Lo que expreso lo hago desde el corazón, ha sido bonito”, finaliza.