Huguet Mallorca, pionero tras nueve décadas de «oficio y cariño»

La tercera generación de la fábrica de baldosas hidráulicas y terrazo de Campos triunfa con los grandes arquitectos actuales gracias a su apuesta por la recuperación y la innovación

Biel Huguet: “Presentamos las nuevas colecciones y los proyectos más destacados”

E. Calvo

Raquel Galán

Raquel Galán

En una pequeña fábrica de Campos coincidieron a principios de los 70 dos grandes creadores. Uno era Jørn Utzon, el arquitecto que proyectó la Ópera de Sydney, y el otro, Damià Huguet, el poeta que sorprendió a la cultura isleña en la última etapa del franquismo. El Premio Pritzker buscaba vigas para su casa en Mallorca, Can Lis, visitada ahora por estudiantes de arquitectura de todo el mundo, y el escritor estaba al frente de la empresa de construcción abierta por su padre, Gabriel Huguet, en 1933.

Nueve décadas después, el pueblo que recibe a los visitantes con una hilera de supermercados –un símbolo de la economía de servicios en que se ha convertido la isla– conserva en su entrada la fábrica que adoran los seguidores de «la arquitectura tradicional puesta al día, de la que Utzon fue precursor», tal como recuerda la tercera generación de la empresa, Biel Huguet.

Biel Huguet, la tercera generación de la fábrica de baldosas

Biel Huguet, la tercera generación de la fábrica de baldosas / E. Calvo

Las baldosas hidráulicas y el terrazo allí creados «con oficio y cariño», destaca, triunfan entre los arquitectos contemporáneos más importantes. Actualmente están trabajando en un proyecto firmado por David Chipperfield, el último Pritzker, el galardón más prestigioso del sector, y en otro a cargo de los premiados en 2022, Lacaton & Vassal. También han recurrido a Huguet los destacados estudios BIG y MVRDV, además del renombrado diseñador Jasper Morrison; y la fábrica ha hecho sus últimas colecciones junto a la marca internacional de diseño Pentagram y los arquitectos de la firma Sergison Bates, enumera el responsable.

Las tres etapas para alcanzar el éxito desde que cogió las riendas en 1997 han sido «la apuesta por la recuperación, la innovación y la apertura al mundo». En estos 26 años Biel Huguet ha combinado «el carácter emprendedor» de su abuelo con «la poética y la idea de belleza» de su padre. «Yo intento ser heredero de ambas cosas», confiesa, y con ello ha logrado ser pionero en «rescatar la tradición de elaborar casi artesanalmente baldosas hidráulicas y terrazo, que habían desaparecido en los países occidentales, y luego crear nuevos diseños para otorgarles un sello moderno. Las baldosas de ca sa padrina son muy bonitas pero están muy vistas».

Los moldes de hierro de esos antiguos mosaicos cuelgan de las paredes del taller, donde también sigue en uso la prensa originaria de su antepasado. «Decidió abrir la fábrica hace casi un siglo por el auge del cemento Portland, que permitió industrializar muchos elementos constructivos, como vigas, bovedillas, bloques, picas de cocina y baldosas hidráulicas. En la Mallorca preturística el 90% del pavimento era de este tipo. Quienes tenían dinero escogían dibujos y en las casas humildes había baldosas monocolor o con aguas. El estilo modernista del Gran Hotel era la excepción».

El 'boom' turístico

El abuelo de Biel Huguet falleció con 48 años, cuando Damià Huguet tenía diez, y se tuvo que encargar de la empresa con 16, es decir, en 1962. «Acababa de empezar el boom turístico y solo interesaba construir rápido y barato con el estilo del nuevoriquismo, ya que lo antiguo parecía pobre, por lo que mi padre se centró en ofrecer vigas y material constructivo sin ninguna gracia porque tenía que alimentar a una familia», explica el actual responsable.

Pero «era una persona singular con una inteligencia privilegiada que por las tardes dedicaba las neuronas a escribir, pintar, hacer fotos y colaborar como crítico de cine en Diario de Mallorca. Con 22 años acudía de corresponsal a los festivales de San Sebastián y Cannes, cuando nadie lo hacía». Su hijo lo cuenta para reflejar la sensibilidad del poeta Huguet, que «conservó todos los moldes de las baldosas hidráulicas y la maquinaria antigua, a diferencia de la mayoría de las fábricas, que destruyeron este patrimonio. Mi padre apreciaba su belleza frente a quienes preferían lo que venía de fuera y era moderno».

Por eso «se alegró mucho» cuando Biel le contó que en Barcelona, donde él estudiaba arquitectura técnica, comenzaba a ponerse en valor la rehabilitación de inmuebles. Eran los años 90 y Damià Huguet, pese a estar enfermo, «hizo pruebas con el material que conservó para intentar recuperar la producción de baldosas hidráulicas». Murió un mes después de que su hijo acabase la carrera, por lo que no pudo ver el resultado de su amor a la belleza de lo tradicional.

«Fliparía», afirma Biel Huguet. No es para menos, ya que se puso al frente de un negocio con solo cuatro empleados que fabricaban vigas y en menos de un lustro pasó a 20 para realizar baldosas, hasta los 40 actuales. Su idea inicial era «contribuir a rehabilitar viviendas antiguas para el mercado local, pero la mayoría de mallorquines seguía sin valorar este patrimonio y los extranjeros empezaron a comprar casas. Y ahora hacemos arquitectura contemporánea en el ámbito global», bajo la premisa de Jørn Utzon de unir tradición e innovación y con el legado de su padre: el amor por el oficio.

Fiesta en la plaza mayor del diseño y la arquitectura

Como toda plaza mayor en las fiestas de verano, del cielo colgaban guirnaldas de luces y papel. Bajo ellas los asistentes charlaban y bebían, aunque en la plaza de Huguet no bailaban, sino que caminaban y paraban cada dos metros para observar y comentar sus impresiones sobre los protagonistas de la noche: las baldosas hidráulicas y el terrazo de la exposición de las colecciones y proyectos más recientes de la histórica fábrica de Campos. El sábado se inauguró la nueva muestra con un selecto grupo de invitados y abrirá al público desde este lunes y hasta el día 25 de 9 a 13,30 horas, así como con visitas comentadas con inscripción previa.

Los interesados pueden ver «las creaciones del star system de la arquitectura y el diseño actual», según las palabras del director, Biel Huguet, la tercera generación de la empresa que cumple nueve décadas. Hace referencia por ejemplo a David Chipperfield, el último premio Pritzker, del que expone «una selección de baldosas, bancos y una barra de bar» para uno de sus proyectos en marcha. A las colecciones suma nombres tan potentes como Sergison Bates y Pentagram, que se añaden a las anteriores con firmas muy destacadas, desde la primera hace más de 20 años, cuando Sybilla le planteó crear baldosas hidráulicas modernas.

Después vino el proyecto con Herzog & De Meuron para el Forum de Barcelona y las colecciones con Lluís Clotet, Elías Torres-Martínez Lapeña, Häberli, Carme Pinós y otros grandes de la arquitectura y el diseño nacional e internacional. Huguet no se olvida de los locales, como Carles Oliver y el equipo del Ibavi, Feina y Ted’A, que pisan fuerte actualizando baldosas casi centenarias.

Suscríbete para seguir leyendo