Los veranos austeros de Milan Kundera en Mallorca inspiraron dos novelas

El novelista checo vivió en la isla de forma anónima y concibió La inmortalidad y La ignorancia

Kundera y su editor López Lamadrid en 1986 en Cala d’Or.

Kundera y su editor López Lamadrid en 1986 en Cala d’Or. / BEATRIZ DE MOURA

Según recoge Matías Vallés en su libro Mallorca siglo XX. Un destino obligado, Milan Kundera, fallecido este miércoles, vivió una austera fase creativa en Mallorca a finales de los 80. Bajo una advertencia, la de que si fuera molestado -sobre todo por la prensa- abandonaría la isla, se instaló en la costa sureste durante el verano de 1986.

Durante junio de ese año, concibió los primeros capítulos de su obra La inmortalidad, traducida y publicada en español en 1990. Una novela pensada y ejecutada por el autor checo en una casa proporcionada por la directora literaria de la editorial Tusquets, Beatriz De Moura, donde se alojó de forma anónima, alejado de tópicos y estereotipos insulares.

El libro fue el único título encontrado en la celda del imán del ISIS, Imad, además del Corán.

Fue esta tranquilidad y mínima intervención mediática la que conquistó al novelista, quien volvió a la isla para inspirar otro de sus trabajos, La ignorancia. Una obra que decidió publicar a principios de siglo en español, antes que en francés, idioma del país al que exilió, por el vínculo que creó con la historia de nuestro país al documentarse para la novela.

«Esta es esencialmente la razón, según él mismo nos explicó, por la que quiso publicar en primer lugar aquí. Recuerdo que le había impresionado mucho conocer la historia de los exiliados españoles durante la guerra civil», compartió De Moura a El País en el año 2000.

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