Pablo Picasso y Joan Miró se conocieron gracias a una ensaimada de Mallorca
Este sábado se cumple medio siglo del fallecimiento del pintor cubista y el 25 de diciembre se recordará el adiós del catalán hace 40 años
Redacción
Cuando Joan Miró visitó París en 1920, viajó con una ensaimada que debía regalar a Pablo Picasso de parte de la madre del pintor malagueño, ya que a su hijo le gustaban mucho. Ella y la madre de Miró, la mallorquina Dolors Ferrà, se habían hecho amigas en Barcelona y la primera instó a la isleña a llevar el tradicional dulce de su tierra.
Al artista catalán le costó encontrar a Picasso en su casa-taller, situada en la Rue de la Boétie número 21, y después de varios intentos, al final lo halló, aunque la ensaimada ya estaba seca. Y Picasso le dijo asombrado: «Pero hombre, ¿por qué no se la ha comido usted?» La conexión mallorquina fue el inicio de la amistad entre los dos genios de la pintura contemporánea. Hoy se cumple medio siglo de la muerte del artista cubista y esta Navidad se conmemorarán los 40 años del fallecimiento de Miró.
Desde Mallorca, el 8 de abril de 1973, el pintor afincado en Cala Major concluyó el lienzo de gran formato titulado Femme, oiseau, étoile (Mujer, pájaro, estrella) tras un largo proceso de ejecución. Y en el reverso se lee: Homenatge a Pablo Picasso, escrito el día de su muerte en catalán, el idioma en el que se comunicaban entre ellos.
No hay constancia de que el autor del Guernica hubiese visitado la isla, pero su vinculación con ella se refleja en múltiples ámbitos y llega hasta la actualidad. Fue uno de los artistas que participaron en la revista literaria Papeles de Son Armadans, que el Premio Nobel Camilo José Cela editaba desde su residencia de Palma, y hay obras de Picasso en diversas propiedades de la familia March. Incluso el busto del artista se expuso en el Museu Fundación Juan March, además de otras piezas exhibidas de forma temporal a lo largo de los años.
El apellido del genio está también relacionado con la isla a través de uno de sus nietos, Bernard Ruiz-Picasso, quien gestiona el legado de la obra y posee un fondo de alrededor de 700 piezas. Tiene una de las casas más bellas de la península de Formentor, con su propio embarcadero, adquirida hace más de dos décadas; ha sido retratado por el artista Miquel Barceló y en 2017 colaboró en la exposición celebrada en el museo Can Prunera que homenajeaba la amistad entre Picasso y Miró. Fue comisariada por Joan Punyet Miró, nieto del pintor catalán, y contaba con 52 obras, de las que siete eran picassos inéditos.
Exposición de ambos
Con motivo de los aniversarios de la muerte de ambos pintores, el Museu Picasso de Barcelona y la Fundació Pilar i Joan Miró de la Ciutat Comtal han organizado conjuntamente para octubre una gran exposición que rememorará de nuevo su amistad. Es el evento más destacado de los diversos programados durante este año para las efemérides.
Además de la anécdota de la ensaimada, dos imágenes que han inmortalizado su relación son la visita de Miró a Picasso en 1967 al pueblo francés de Mougins y otra a Málaga dos años después.
El catalán aún no había creado las marionetas de Ubu roi para la representación en el Teatre Principal de Palma, pero en 1966 había hecho obra gráfica inspirada en la revolucionaria obra del dramaturgo Alfred Jarry, que tanto fascinó a ambos, por lo que tal vez hablaron de ello en sus encuentros. De personalidad muy diferente e incluso contrapuesta, los dos grandes innovadores del arte en el siglo XX tenían una gran unión, no solo en Mallorca.
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