El sol y playa sigue ganando por goleada como principal atractivo turístico de Mallorca. Y eso se hace más evidente en la costa de las comarcas de Llevant y Migjorn. Las cifras aportadas por las distintas asociaciones hoteleras hablan por sí mismas. En los meses de invierno, es decir temporada baja (de noviembre hasta Semana Santa) se reducen espectacularmente los hoteles abiertos, los porcentajes de ocupación, las plantillas de trabajadores y la oferta complementaria, sobre todo de tiendas y restaurantes. Tanto es así, que varias localidades se convierten en auténticos pueblos fantasma.

"Yo diría más, creo que el panorama invernal es draculario, no queda ni un alma", explica entre el malestar y la resignación el presidente de la asociación hotelera de la Colònia de Sant Jordi, Pau Bonet. Para él, aparte de la falta de servicios turísticos paralelos como campos de golf, "en ses Salines no hay ninguno y harían falta por lo menos dos", el problema base radica en la falta de renovación de la tan cacareada oferta complementaria.

"Si los hoteles se van renovando y adaptando al nuevo panorama y demanda, no ocurre igual con restaurantes, bares o tiendas de souvenirs, ancladas en el siglo pasado", y añade, "no es comprensible que abran tarde y tengan los mismos productos de una a otra temporada, deberían moverse, saber qué es lo que gusta y lo que compra el turista; al final todo eso nos afecta, su mercancía es obsoleta".

Bonet, sin embargo, abre una vía a la esperanza y renovación de ideas estacionales: el deporte. Hace dos años inauguró en la Colònia una piscina olímpica al aire libre. Y se planteó a sí mismo un cambio de chip: "¿Por qué no abrir cuando todo está cerrado?, ¿Por qué no aprovechar la climatología adversa de países del norte para que no pierdan el ritmo dentro de la tranquilidad de una isla?".

La piscina está abierta los meses de enero, febrero y marzo y acoge una rotación de los principales equipos olímpicos y paralímpicos de natación de Europa. "Lo que hace que hasta 8 de nuestros 12 hoteles abran ya por esas fechas. Por lo que respecta a la ocupación, la cifra en la Colònia se mueve "alrededor del 75%", cifras similares a las del año pasado por estas fechas, "pero con un rendimiento económico un tanto inferior".

Curiosamente hoy en la Colònia está previsto se celebre la IV Fira de Promocions i Oportunitats, con los comercios locales que ofrecerán productos "al mejor precio". Además, habrá visitas gratis al acuario-centro de interpretación de Cabrera, equipamiento que debía ser también un revulsivo para el turismo y la economía y en realidad aún está muy lejos de lograrlo.

Porcentaje y conclusión semejante maneja la asociación hotelera de Cala d´Or, Cala Ferrera, Portopetro y Cala Mondragó, presidida por Maties Barceló, que cuenta alrededor de 40 establecimientos que suponen unas 12.000 plazas turísticas, del total de cerca de 15.000 que se calcula se suman en total en la zona. "A partir de este noviembre apenas están abiertas algunas pensiones y uno o dos hoteles, la impresión de pueblo fantasma, con tantos cierres, realmente es cierta y triste", admite. ¿Qué debe hacerse para ampliar la temporada? "Fomentar las actividades deportivas como rutas ciclistas y stages de fútbol, promocionar paisaje, excursionismo y gastronomía y lo ideal serían determinados parques temáticos. Pero es muy difícil".

También sigue discurso parecido la asociación hotelera de Portocolom, que en este caso agrupa 17 establecimientos y unas 3.000 plazas en su conjunto. En comienzos de noviembre "solo hay dos pequeños hostales abiertos, el Bahía Azul y el HPC, el resto, ha cerrado". "Es muy complicado alargar la temporada, el sol y playa es el principal aliciente, alternativas a potenciar podrían ser el senderismo y el ciclismo, entre otras", sostiene.

En el municipio de Manacor la principal área de actividad turística es Calas de Mallorca. La asociación hotelera está presidida por Joan Ramon Pol, quien apunta que se suman once hoteles teniendo también en cuenta la zona de Cala Murada, que equivalen a cerca de 7.000 plazas. Al llegar noviembre, cero establecimientos abiertos, todo está cerrado, menos algún bar y pocas tiendas, "y desde siempre ha sido así". En comparación con el ´esplendor´ de julio y agosto, cambio radical. De noviembre a mayo puede que residan en Calas casi 400 personas en chalés, apartamentos y bungalows. Según él, la lejanía de Palma (60 kilómetros) juega en contra si se pretende abrir más tiempo, "que por supuesto a todos nos gustaría". Adecentamientos, mantenimientos y embellecimientos, claves para el futuro, por lo que recuerda las competencias que tienen el Ayuntamiento y Costas al respecto.

Joan Massanet, presidente de la asociación hotelera Cales de Capdepera, revela que de los 73 establecimientos que disponen de hasta 17.500 plazas, "en invierno apenas estarán abiertos el hotel l´Illot y la pensión Alcina". "Es verdad que Cala Rajada parece un pueblo fantasma. La desestacionalización es muy complicada porque no llega suficiente gente en temporada baja a Mallorca y evidentemente primero se llena Palma y sus zonas vecinas". ¿Los intentos para captar a clientes? "Desde campeonatos de tenis (incluso la Copa Davis), golf, ajedrez, eventos culturales, etc". El proyectado hotel resort de lujo "será importantísimo para la zona ya que el nombre de Canyamel se paseará por todo el mundo y esto no tiene precio". Mejoras del transporte, fundamentales: "Somos el punto más alejado de Palma y olvidado por todos los Governs en materia de transporte".

La asociación hotelera de la Badia de Cala Millor está en fase de ampliación para incorporar los establecimientos de sa Coma, señala el presidente Pedro Cañellas. En la zona de Cala Millor y sa Coma se alcanzaron en verano las 35.ooo plazas (156 establecimientos), que disminuyen ahora a unas 1.700 (11) entre hoteles, apartamentos y agroturismos. "Efectivamente una estacionalidad tan pronunciada de seis meses produce la sensación de una población fantasma. Tour operadores han quitado cantidad de vuelos hacia Mallorca, desviándolos a otros destinos con mejores climas. Por ello, hablar de desestacionalizar es pura utopía mientras no tengamos otros atractivos además de la playa que llamen la atención". Golf, fútbol, el auditorio sa Màniga (ayer por cierto con danza de calidad), senderismo y cicloturismo, valores actuales.