La campaña institucional para promover la candidatura de la Serra de Tramuntana como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco plantea numerosos interrogantes entre aquellas asociaciones excursionistas y ecologistas que conocen más en profundidad la cordillera mallorquina. Las fuentes consultadas, aunque no se oponen a la campaña iniciada por el Consell ni al reconocimiento internacional de la Serra, consideran que optar a la declaración patrimonial antes de solucionar una serie de problemas históricos como el cierre de caminos o la permisividad con las actuaciones urbanísticas, supone empezar la casa por el tejado.

El presidente interinsular del GOB y profesor de Geografía de la UIB, Macià Blázquez, opina que la Serra "está demasiado privatizada". A su entender, "el peor de los problemas" de la montaña, incluso "más grave" que los que pueden afectar a la fauna y al patrimonio, "es la elitización del espacio con construcción de mansiones y cierre de posesiones".

El geógrafo considera que cualquier nueva figura de protección de la Serra, como la declaración de Patrimonio de la Humanidad, "debe comprometerse a favor del disfrute público y establecer garantías de derecho de paso a la naturaleza y al medio rural", por lo que "se necesita una regulación que aplique medidas de contención del crecimiento urbanístico y de las infraestructuras, especialmente carreteras y puertos, y una gestión del uso público que conlleve la obligación de abrir caminos y que involucre a propietarios, payeses y visitantes con convencimiento, y un ejemplo precioso de ello es el barranco de Biniaraix".

Por su parte, otro miembro del GOB, Antoni Muñoz, apunta que la posible declaración de Patrimonio de la Humanidad es una "etiqueta de reconocimiento internacional", aunque recuerda que actualmente la Serra "cuenta con una herramienta suficiente para preservar el espacio: la declaración de Paraje Natural en 2007", una figura que, a su entender, ha tenido un desarrollo "mínimo" y cuenta con "personal insuficiente" para su aplicación. Además, "la junta asesora de esta figura todavía no ha sido constituida ni se ha presentado ningún plan anual, tal y como especificaba el acuerdo de declaración". "Poca cosa se ha hecho, aparte de convocar subvenciones que mantienen a los propietarios tranquilos", recuerda Muñoz.

A su entender, "la mejor manera de conseguir apoyo para la declaración de Patrimonio de la Humanidad es demostrar que hay una voluntad clara de desarrollar la figura del Paraje Natural, que ya marca zonas de preservación y permite generar riqueza económica para compensar la pérdida de actividades tradicionales en la Serra; de lo contrario, se corre el peligro de perseguir únicamente una etiqueta".

Por parte de la Federación Balear de Montañismo y Escalada, Pep Barceló explica que la campaña para conseguir la declaración de Patrimonio de la Humanidad es vista con recelos por parte "la gente de montaña" y que la federación "decidió mantenerse al margen porque existe la idea de que perjudicará a los intereses de los excursionistas por las limitaciones de acceso que puede conllevar la medida; incluso se habla de habilitar un carnet de senderista para acceder a determinados lugares".

Barceló cree que la Serra "es todavía un lugar muy virgen, aunque es cierto que en los últimos años se ha permitido la construcción de demasiadas viviendas y la apertura de pistas".