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Crisis de Gobierno

El Govern se receta política dura

La entrada de Mateu, Costa y Pons agota el plazo de los experimentos y adelanta la remodelación de 2017

Biel Barceló, sentado el martes en el escaño de la presidenta, que compartía confidencias con Marc Pons.

"He de aprovechar esta adversidad y convertirla en una oportunidad". La propia Francina Armengol desvelaba ayer la clave principal que explica su primera crisis de gobierno: No puede permitirse una segunda antes del ecuador de legislatura. El Govern se refuerza con perfiles políticos, en detrimento de los independientes o técnicos. El plazo de los experimentos se ha agotado para la presidenta. A los consellers que no dan la talla les correspondía caer a mediados de 2017, ahora Armengol solo puede permitirse una remodelación más a largo plazo. No podía equivocarse y como farmacéutica se ha recetado política en altas dosis.

Ruth Mateu ha esgrimido su desconocimiento del mundo cultural antes de aceptar ser la nueva consellera del ramo. Se lo han pasado por alto porque lo que prima es la vena política -heredada de su padre, el conocido sindicalista menorquín Indalecio Mateu, apodado El Che-, y su saber gestionar. "Es la persona que conoce la Conselleria desde el minuto uno, tiene experiencia política, una mujer con ganas...", la definió la presidenta.

El año pasado Pilar Costale dijo que no a Armengol a ocupar el cargo que ahora ha tenido que aceptar sí o sí. La ibicenca daba por finiquitada su paso por la gestión ejecutiva, quería una legislatura más pausada, así que Marc Pons se quedó Presidencia. "El fontanero mayor del Reino", le llaman sus socios de Més, molestos con sus maniobras "a favor solo del PSOE".

El paso del menorquín a Territorio le degrada, pese a los intentos de la presidenta ayer por disimularlo. "Tiene una gran preparación, es arquitecto técnico, ingeniero de obras públicas..." De los tres nuevos consellers, el de Pons fue el único currículum académico que Armengol desgranó públicamente. Los dos socialistas son grandes cómplices y confidentes, cuatro años de oposición a Bauzá se que unen mucho.

La presidenta tenía preparada hace tiempo la jugada de recolocar a Pons, pero se guardó el as en la manga y no lo desveló hasta ayer por la mañana a sus socios de Més. Armengol sabe que le hace un pequeño traje relegándolo de la sala de máquinas. Pons y Costa hubieran preferido quedar tal cual estaban con esta remodelación, pero su triángulo con Armengol les ha obligado a asumir los nuevos cargos.

Con todo, el peor trago ha sido relevar a Joan Boned, convaleciente en Son Espases. La presidenta le visitó en el hospital el martes, incómoda por tener que hacer el cambio con tanta precipitación. Al contrario que con Esperança Camps, no dijo que el ibicenco le hubiera presentado la dimisión. De las palabras de Armengol - "el Govern tiene un ritmo muy alto y él ha entendido perfectamente y comparte la decisión de no seguir"- se deduce que su intención hubiera sido continuar.

La marcha de Pilar Costa al Govern dejará la portavocía del grupo parlamentario socialista en manos de Andreu Alcover, otra apuesta personal de Armengol.

En esta remodelación, PSOE y Més salen ganando. Armengol preside el primer Govern con más mujeres que hombres y lo dota de mayor potencial político. Biel Barceló salva sin mayores problemas la crisis generada por sus coaligados de Més per Menorca, que mantienen su cuota de poder.

Incluso alguno más de los que estaban tambaleantes le puede agradecer a Esperança Camps su blindaje. Que se lo digan sino a Vicenç Vidal, a quien ya no moverán ni las tractoradas de Biel Company por la sequía ni los vertidos de depuradoras este verano.

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