Son Banya, tres décadas de redadas

Las tornas han cambiado por completo desde las operaciones antidroga en el poblado en los años noventa a las actuales

Entonces los vecinos llegaron a expulsar de las chabolas a los agentes y ahora no hay atisbo de resistencia

Muestra de fuerza policial en Son Banya

Muestra de fuerza policial en Son Banya

Lorenzo Marina

Lorenzo Marina

Las tornas han cambiado por completo en las últimas tres décadas, después de numerosas operaciones antidroga en el poblado de Son Banya. Las actuaciones policiales en los años noventa contra el tráfico de estupefacientes en el conflictivo asentamiento chabolista se saldaban en muchos casos con la prevalencia de los residentes y la desbandaba de los agentes de la Policía Local de Palma, que habían osado adentrarse en sus dominios.

A partir del año 2000, la planificación de las operaciones antidroga en el poblado dieron un vuelco. Los apabullantes despliegues policiales hacían inviable cualquier atisbo de resistencia de sus moradores. Las irrupciones siempre tenían en cuenta el factor sorpresa. Un raudo despliegue de efectivos tomaba los puntos de venta mientras agentes antidisturbios aseguraban la zona y un helicóptero sobrevolaba el asentamiento para evitar que alguno de los residentes allí se diera a la fuga.

Paralelamente, la cantidad de droga aprehendida se ha multiplicado exponencialmente. El último ejemplo se ha dado esta semana, con decenas de detenidos en el poblado, en una megaoperación que ha permitido desmantelar los cauces de abastecimiento de droga desde la península, y con la intervención de 1.100 kilos de cocaína.

Uno de los aspectos determinantes en la última operación ha sido la colaboración, a lo largo de casi dos años, de la Policía Nacional y la Guardia Civil. La otrora tensa relación entre ambos cuerpos por capitalizar la redada y, de paso, evitar posibles filtraciones que pudieran dar al traste con la investigación se convirtió en cosa del pasado.

Policías locales en una actuación en 1996 en el poblado.

Policías locales en una actuación en 1996 en el poblado. / Torrelló

El imperio de la ley

En el año 2001, esta nueva forma de irrumpir en el poblado para combatir el tráfico de drogas en Son Banya tomó un nuevo cariz. Con el juez José Castro y el fiscal antidroga Adrián Salazar a la cabeza, se trató de reinstaurar el imperio de la ley en el poblado. La violencia contra los agentes ya era cosa del pasado, pero las aprehensiones de droga distaban de alcanzar las voluminosas proporciones de estas últimas.

La Paca, la histórica matriarca del poblado consiguió entonces eludir la cárcel a cambio de que una buena parte de su ingente patrimonio, amasado gracias a la venta de droga, fuera intervenido. Cada mes acudía al juzgado a pagar a plazos la abultada suma de dinero que se le reclamaba, a razón de 18.000 euros.

La operación Kabul con la detención de La Paca en 2008.

La operación Kabul con la detención de La Paca en 2008. / Manu Mielniezuk

Posteriormente, otras destacadas rivales en el mundo del narcotráfico en el poblado como La Eva o La Jesusa fueron cayendo en unas redadas igualmente espectaculares. No obstante sus penas se rebajaron por dilaciones indebidas.

La operación Kabul supuso el desmantelamiento completo del clan de La Paca. La Guardia Civil actuó entonces a espaldas de la Policía Nacional y el enconamiento entre ambos cuerpos se prolongó durante años.

Posteriormente, el instituto armado volvió a exhibir su músculo en Son Banya en las operaciones Ludar y Iron Belt. La élite del cuerpo participó en este operativo de gran envergadura.

En los últimos año, la venta de droga en Son Banya languidecía, pero continuaba. Su líder fugado Gabriel Amaya González, El Ove, teledirigía el narcotráfico hasta su arresto esta semana.

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