Tercera redada en menos de una semana en la Playa de Palma. Vendedores ambulantes y prostitutas callejeras fueron de nuevo identificadas. Agentes de la Policía Nacional y la Policía Local pidieron la documentación a cuarenta inmigrantes subsaharianos que pululaban por la zona. Dos de ellos fueron detenidos por infracción de la Ley de Extranjería, al encontrarse residiendo en situación irregular.

Este nuevo operativo policial comenzó en torno a las once de la noche de ayer en las inmediaciones de la calle Pare Bartomeu Salvà, la archiconocida calle del Jamón. El dispositivo se prolongó hasta las tres de la madrugada.

Efectivos de las Brigadas de Seguridad Ciudadana y de Extranjería del Cuerpo Nacional de Policía peinaron las inmediaciones de este punto neurálgico de la Playa de Palma. También participaron en la operación agentes del Grup d´Acció Preventiva (GAP) de la Policía Local.

Los agentes interceptaron a las decenas de vendedores ambulantes de nacionalidad senegalesa que se disponían a dar salida a las decenas de artículos que portaban consigo. La mayoría de estos objetos eran imitaciones de primeras marcas.

Cotejo de la documentación

Los funcionarios de la Unidad Contra Redes de Inmigración y Falsificación (UCRIF) de la Brigada de Extranjería se encargaron de comprobar que la documentación de los inmigrantes estuviera en regla. Los expertos comprobaron que dos de ellos se encontraban residiendo en situación irregular y fueron detenidos.

La otra vertiente de este nuevo operativo policial nocturno desplegado en la Playa de Palma estuvo dedicada a la prostitución callejera. Las meretrices nigerianas que pululan por las inmediaciones de la calle del Jamón suelen estar implicadas en frecuentes hurtos al descuido a turistas ebrios cuando van camino del hotel.

Hace escasamente una semana, una treintena de prostitutas que ejercen en la zona fueron identificadas. La escena se reeditó en la madrugada de ayer en la calle del Jamón.

Los investigadores de la Policía han logrado determinar que la mayoría de mujeres subsaharianas suelen estar en manos de redes de explotación sexual. Muchos de estos proxenetas son los que incitan a las prostitutas a robar a los turistas.

La mayoría de estas mujeres tienen que pagar a la organización delictiva que las ha traído una suma que oscila entre 30.000 y 40.000 euros, en concepto de supuesta ´deuda´ por haberlas traído desde Nigeria hasta Mallorca. Para hacer frente a esta suma en el menor tiempo posible recurren a los hurtos a los turistas menos precavidos.

Las meretrices se dividen en la Playa de Palma en grupos de seis a ocho mujeres, aunque generalmente abordan a la víctima de tres en tres. Mientras una toquetea al turista, otra le sustrae sigilosamente la cartera y los objetos de valor de los bolsillos. La tercera realiza labores de vigilancia y alerta cuando ve llegar a la Policía.