La Guardia Civil ha evitado la entrada en Mallorca de 538 kilos de carne de kebab en mal estado. La mercancía fue detectada ayer en un camión que desembarcó en el puerto de Palma procedente de Bulgaria. Durante su trayecto, el vehículo sufrió una avería en Italia y la carne comenzó a descongelarse, rompiéndose la cadena de frío y haciendo que el producto dejara de ser apto para el consumo. Los agentes inmovilizaron también otros 128 kilos de alimentos cuyo etiquetado estaba solo en búlgaro, incumpliendo así la normativa europea. Fuentes de la conselleria de Salud explicaron que toda la mercancía será destruida al no poder garantizarse que sea segura para el consumidor.

El cargamento fue descubierto ayer por la mañana durante un control rutinario, según informó la Guardia Civil. Agentes del instituto armado llevaban a cabo un control de verificación de vehículos y personas a la llegada de un buque comercial procedente de Barcelona. Los investigadores interceptaron durante el operativo un camión frigorífico de tamaño medio para inspeccionar su carga y comprobar si tenía la documentación necesaria.

Los agentes descubrieron que transportaba un total de 666 kilos de alimentos, de los que 538 eran carne de kebab, casi todos destinados a un solo restaurante de Palma, que estaban en proceso de descongelación. La Guardia Civil averiguó que el camión había partido días atrás de Bulgaria hacia Mallorca. El vehículo sufrió una avería cuando circulaba por Italia, lo que provocó que el sistema de refrigeración dejase de funcionar y la carne empezase a descongelarse. Las bajas temperaturas habían evitado que lo hiciera por completo.

Ante las sospechas de que la carne estaba en mal estado, el vehículo fue inmovilizado y el hallazgo fue comunicado a la conselleria de Salud. Dos técnicos la dirección general de Salud Pública y Consumo se desplazaron entonces al puerto de Palma y certificaron que la mercancía no era apta para el consumo humano al haberse roto la cadena de frío debido a la avería en el vehículo.

El camión transportaba además otros 128 kilos de productos alimentarios diversos cuyo etiquetado solo estaba escrito en búlgaro, lo que contraviene la normativa europea que establece que tanto los ingredientes como la fecha de caducidad y otras advertencias deben figurar en lenguas que los consumidores puedan comprender fácilmente.

Los 666 kilos de mercancía fueron trasladados a dependencias de Mercapalma, donde estaba previsto que fueran analizados, pesados y previsiblemente destruidos, ya que al estar descongelándose o con el etiquetado incorrecto no puede garantizarse que sea apta y segura para el consumo.