"¡Tus ojos son mi seguridad!". El oficial del Cuerpo Nacional de Policía Raúl -exmiembro del Grupo Especial de Operaciones(GEOS) y el Grupo de Operaciones Especiales (GOES)- enseña la importancia de la coordinación entre los agentes durante un asalto. "Cinco o seis segundos expuesto al fuego pueden ser fatales", subraya.

La Unión Federal de Policía (UFP) ha organizado un curso operativo de asalto en el interior de inmuebles en el acuartelamiento de Son Tous. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía y algunos militares del Ejército de Tierra que han estado destinados en misiones internacionales. El curso se reparte en dos jornadas, con idéntico programa, donde acuden 15 inscritos cada uno de los días.

El veterano miembro de operaciones especiales da una serie de pautas para tranquilizar a los alumnos. "No vamos a trabajar nada que yo no haya intentado trabajar antes", advierte.

Como medida de seguridad, las pistolas no tienen cargador ni balas en la recámara. La prueba de ello es la cinta aislante que hace de precinto. Habría que romperla para amartillar el arma.

La primera premisa de asalto pasa por simular una irrupción en un inmueble a las cuatro de la madrugada. El ejercicio consiste en la entrada y la progresión por las dependencias.

La luz solar dificulta que los policías puedan abstraerse para recrear una incursión nocturna en un inmueble. Empuñando la pistola con ambas manos, en fila india, empiezan a adentrarse por las dependencias.

"¡Nos la vamos a jugar!"

"¡Esto requiere un silencio sepulcral. Se les oye una barbaridad"!, les recrimina el veterano instructor. Unos pasos demasiado rápidos hacen que el ruido de las pisadas sea perfectamente perceptible. "Hay que estar concentrado al máximo porque nos la vamos a jugar y queremos volver con la familia", les insiste el policía experto en operaciones especiales.

Raúl, el exmiembro de los GEOS y los GOES, sabe bien de lo que habla. Cinco comandos de ETA desarticulados, dos aeronaves secuestradas liberadas y misiones de protección en las embajadas de España en Irak y Argelia jalonan su abultado curriculum. También ha realizado más de 200 asaltos en viviendas y en buques en alta mar.

Los policías y militares toman buena nota de la lección y empiezan a asimilar las pautas de comportamiento. La progresión se hace más pausada y el ruido se hace prácticamente imperceptible.

La siguiente clase es más compleja. El objetivo aguarda después de subir una escalera. La comitiva progresa en fila india hasta llegar junto a los peldaños. Mientras uno vigila el descansillo inferior, el resto se encamina hacia el piso superior.

El primer binomio de agentes se topa con una auténtica encrucijada. Miran al frente y a ambos lados del pasillo. El tercero de la fila se vuelve y mira hacia el piso superior y apunta al ver a un individuo. "¡Alto, Policía, al suelo!", grita. Esta misma consigna se repite en cada intervención al toparse con un potencial objetivo.

El curso organizado por el sindicato policial se completa con instrucción con escudo de protección y con escudo inverso, que se utiliza para sujetar a un sospechoso contra la pared.