­La jueza María Risueño decretó ayer el ingreso en prisión incondicional y sin fianza del agente de la Policía Local de Sant Josep de Eivissa acusado de asesinar a una mujer con la que mantenía una relación sentimental.

La declaración comenzó sobre las siete de la tarde y se prolongó durante más de cuatro horas. Sobre el caso se ha decretado el secreto de sumario, por lo que no fue posible acceder a su contenido.

El presunto asesino, Francesc Ribas Ribas, natural de la isla y de 45 años de edad, entró en el edificio judicial a las 9.25 horas. Bajó del furgón de la Guardia Civil esposado, cabizbajo y custodiado por varios agentes, que hicieron un cordón para facilitar el acceso del detenido al calabozo debido a la presencia de numerosos medios. Ribas, que pertenecía al grupo de Protección Civil de Sant Josep, no dijo nada.

Después, el magistrado Juan Carlos Torres, titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer, y la jueza del Juzgado de Instrucción 1 de Eivissa, María Risueño, se reunieron y acordaron que el arrestado declararía por la tarde en el juzgado de guardia. Esto significa que no consideran que la relación entre Ribas y María Karina Rosales, nacida en Venezuela en 1973, estuviese consolidada, según fuentes judiciales.

El jefe de la Policía Local de Sant Josep, Jaume Ramon, informó el sábado, tras conocer la detención de Ribas, de que el agente, que llevaba más de 15 años en el cuerpo, ha sido suspendido de empleo y sueldo y que se le abrirá un expediente sancionador. Si es condenado, será expulsado del cuerpo.

La Guardia Civil detuvo el sábado a la una del mediodía a Ribas en su casa, una vivienda que compartía con Rosales, con la que dijo que había mantenido una relación sentimental que "no se hallaba muy consolidada".

Unos excursionistas encontraron el cuerpo sin vida de Rosales el 13 de mayo en una casa abandonada. La venezolana fue golpeada brutalmente en la cabeza antes de ser degollada con un arma blanca, según se desprende del resultado de la autopsia. El cuerpo presentaba varios golpes en el cráneo, realizados posiblemente con un objeto contundente; una brecha de más de diez centímetros en el cuero cabelludo y señales de que había recibido varias cuchilladas en el cuello.