Accidente en Covadonga

Hablan los heridos en el accidente: "El autobús frenó y empezamos a caer a cámara lenta, el cinturón nos salvó la vida"

"Ayudé a todos los que pude hasta que me vine abajo", relata un soldado de Infantería y sanitario que viajaba en el vehículo siniestrado

Hablan los heridos del accidente del autobús de los Lagos: "Todo pasó como a cámara lenta"

R. Hernández / A. Domínguez

Pablo Álvarez

El autobús frenó, se echó a un lado como para dejar paso a otro vehículo, pero acabó volcando y cediendo poco a poco hasta dar dos vueltas de campana por la ladera junto a la carretera de acceso a los Lagos de Covadonga, ya pasado el Mirador de la Reina. Es lo que se desprende del relato de los pasajeros que iban dentro del autobús accidentado en la mañana de este lunes. Entre ellos, el matrimonio formado por Verónica Martín y Javier Sanz, que tomaron junto a la hermana y cuñado de ella y dos sobrinos el Alsa para poder disfrutar de una jornada en los Lagos de Covadonga. Todo se torció en el camino de ida, unos ochocientos metros más arriba del Mirador de la Reina.

El militar Javier Sanz, mientras era atendido de sus lesiones.

El militar Javier Sanz, mientras era atendido de sus lesiones. / David Cabo

"El autobús ha rozado los bajos, ha empezado a sonar como que se desprendía el asfalto, como gravilla. No sé si se cruzó una furgoneta o un coche, no iba pendiente, iba hablando con mi marido, pero he notado que ha frenado. Frenó un poquito y se fue hacia un lado, esperando a que pasara el otro. Hemos notado el roce de los bajos, y poco a poco ha pegado dos vueltas de campana", relata Verónica Martín, quien tiene claro que "el cinturón me ha salvado la vida, a mí y a mi familia".

La peor parte se la llevó su marido, soldado de infantería que ejerce labores sanitarias en las Fuerzas Armadas. "Javi ha estado a saco ayudando a todo el mundo. Yo me quedé colgada, con el cinturón en mi tripa, que me ha mantenido, y él nos ha ayudado a bajar", explicó Verónica Martín, que incide en la actitud que tuvo su esposo: "Ha estado ayudando a la gente, ha buscado los objetos perdidos... Yo he perdido el bolso y mis gafas de ver". Y eso pese a que él estaba lesionado por los golpes recibidos: "Al final, se derrumbó por el esfuerzo y la tensión y le duele bastante el cuello". Los demás integrantes de su familia que iban en el autobús están "todos bien, gracias al cinturón". Verónica Martín asegura que muchas de las personas heridas con las que habló, que tenían huesos fracturados, "no llevaban el cinturón de seguridad puesto".

Agentes de la Guardia Civil prestan asistencia a otro de los afectados.

Agentes de la Guardia Civil prestan asistencia a otro de los afectados. / David Cabo

El militar que arrimó el hombro. Javier Sanz, el militar y esposo de Verónica Martín, habla tumbado y con el cuello inmovilizado por un collarín. "Estoy un poquito jodido, la verdad, pero mejor que antes", reconocía. Él también aportaba su relato de cómo se vivió el siniestro desde el interior del vehículo: "He notado que se le ha ido la rueda trasera al autobús, se ha debido desprender algo de asfalto, y hemos volcado. Como una vuelta y media de campana, más o menos...".

Su vocación como militar y sanitario le hizo pensar en ayudar a los demás. "Por mi trabajo, la sensación ha sido primero preocuparme por mi familia y la gente, soy soldado de infantería y sanitario, y como tenía a mi mujer a la izquierda, he cargado con ella porque se me ha venido encima, para que no se cayese. Y una vez que me he bajado yo y también a ella, me he puesto a ayudar a todos los que encontraba", relata. Tanto él como sus familiares explican que el vuelco y las posteriores vueltas de campana "han sido más bien a cámara lenta y hemos podido ir sujetándonos". Algo que quizás contribuyó a que el accidente de autobús, donde viajaban muchos niños, no tuviese peores consecuencias ."He ayudado a todos los que he podido hasta que ya me he venido abajo", sentenciaba en su relato Javier Sanz.

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