Innovación

La soja, un tejido ideal para el deporte y la salud

Una investigación de la UVigo analiza el impacto de camisetas con diferentes composiciones en el bienestar y el rendimiento de deportistas del E.D. Vigo 2015 de fútbol sala y el Club Balonmán Seis do Nadal

Camisetas de distintos tejidos utilizadas en el estudio.

Camisetas de distintos tejidos utilizadas en el estudio.

Sandra Penelas

Algodón, lino, poliéster y poco más. Las opciones a la hora de elegir en el mercado actual la composición de nuestras prendas no son muchas, pero la investigación en el ámbito textil sí ha desarrollado alternativas más saludables y respetuosas con el medio ambiente. Un estudio de la UVigo analiza estos tejidos sostenibles e inteligentes en el ámbito deportivo gracias a la colaboración de varios equipos femeninos y masculinos del E.D. Vigo 2015 de fútbol sala y el Club Balonmán Seis do Nada. Los resultados arrojan un claro vencedor, la soja, tanto por sus ventajas para el bienestar personal como por el menor impacto de su cultivo y producción.

“Hace un tiempo estos tejidos eran el futuro, pero hoy ya son una realidad. Se hace mucha investigación en la industria textil y se están fabricando tejidos a partir de restos de café, frutas, caseína o crustáceos. La primera parte de la investigación fue un análisis de las ventajas y desventajas de las diferentes composiciones en cuanto al bienestar personal y el impacto ambiental. Y a partir de ahí seleccionamos cuatro de ellas para realizar el estudio con los clubes deportivos”, explica la viguesa Irene Márquez, autora de este trabajo, que constituye su tesis y que fue calificada 'cum laude'.

“El poliéster no solo es perjudicial para el medio ambiente, también para la salud”

Irene Márquez

— Autora del estudio

Los tejidos elegidos fueron algodón orgánico, el cáñamo, la soja y el bambú. Y con ellos se fabricaron las camisetas que utilizaron en sus entrenamientos un total de 34 jugadores y jugadoras de los equipos de División de honor juvenil, Sénior Tercera División Nacional y Sénior Femenino del E.D. Vigo 2015 y del Seis do Nadal en Primera Autonómica Femenino.

Los voluntarios cubrieron previamente un cuestionario y, vistiendo la prenda, realizaron 6 minutos de marcha, 12 ejercicios de 1 minuto cada uno, 1 minuto de burpees y una hora de su entrenamiento habitual. Todas las camisetas eran idénticas en su forma y color (blanco) y los participantes no conocieron su composición hasta el final del estudio.

“Entre cada ejercicio y al final de la sesión fuimos obteniendo una serie de datos. Además de realizar fotos termográficas para conocer la temperatura corporal, también medimos pulsaciones, oxígeno y otros parámetros. Y pesábamos la camiseta para determinar cuánto sudor iba absorbiendo o si lo expulsaba. El caso práctico fue complicado porque se hizo en pandemia y llevaban mascarilla y además a las bajas por lesiones se unían las del COVID”, revela Márquez.

Imágenes tomográficas que muestran la temperatura corporal de un deportista participante en el estudio.

Imágenes tomográficas que muestran la temperatura corporal de un deportista participante en el estudio.

Los mejores resultados se obtuvieron con la camiseta de soja. El cuerpo del deportista se mantiene mucho más seco, porque el tejido absorbe el sudor y lo expulsa al exterior. Transpira muy bien y además es muy suave y no produce ningún de tipo de alergia o reacción en la piel. Al estar más cómodo, el rendimiento es mucho más alto. Y además es un tejido sostenible porque no precisa de ningún químico o tóxico para su cultivo ni producción y consume poca cantidad de agua en comparación con el algodón por ejemplo, que utiliza grandes cantidades”, explica.

El algodón orgánico conlleva un menor gasto de agua que el tradicional, pero el cuerpo de los jugadores estaba más húmedo que cuando utilizaban la camiseta de soja. El cáñamo, por su parte, tenía peores resultados y su textura áspera producía cierta incomodidad.

Y la prenda de bambú, a pesar de ser muy adecuada para la piel y tener un escaso impacto ambiental, resulta poco adecuada para la práctica deportiva porque absorbe todo el sudor y acababa empapada.

El coste, una barrera importante

Los presidentes de ambos clubes se mostraron interesados en los resultados, aunque el coste de los tejidos supone una barrera importante. “La mayoría de prendas deportivas y equipaciones están confeccionadas con poliéster porque es muy barato. Puedes encontrarte una camiseta por 3 euros mientras que una de soja podría rondar los 20 euros. Así que plantear un cambio de equipación es más complejo, pero me comentaban que sí podían tener en cuenta estos aspectos en el caso de deportistas que tienen algún problema de piel”, apunta Márquez.

El precio y la dificultad para acceder a estos tejidos son dos barreras para una mayor implantación en el mercado, pero una mayor demanda por parte de los consumidores podría contribuir a abaratarlos. “El poliéster no solo es perjudicial para el medio ambiente, sino que también causa problemas de salud a muchas personas que suelen buscar alternativas más saludables. Se suele optar por el algodón, que es uno de los mejores tejidos en cuanto al bienestar, pero no lo es en cuanto a sostenibilidad. Por eso es importante dar a conocer otras opciones”, comenta.

“Hay que ser realistas y es cierto que una camiseta de 20 euros no es para todos los bolsillos. Por eso lo ideal es buscar un equilibrio. Hay tejidos que tienen beneficios para la salud personal y el medio ambiente y otros que son perjudiciales en ambos casos. Habrá personas que les dé igual, porque no tienen problemas de salud, pero otras sí necesitan conocer alternativas para tener una mejor calidad de vida. En esta tesis no he analizado la parte social, pero detrás de una prenda muy barata hay muchos aspectos preocupantes”, reflexiona sobre la concienciación de los consumidores.

Márquez empezó su doctorado en la UVigo tras realizar un ciclo superior de Patronaje y Moda en A Coruña, el grado en Diseño de Moda en la Escuela Superior de Arte de Orihuela y el máster en Gestión del Diseño por la Universidad CEU de Valencia. Y mientras hacía su tesis impartió clases en el máster en Diseño y Dirección Creativa en Moda, del campus de Pontevedra.

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“Siempre me interesaron los tejidos y me he encontrado con mucha gente, sobre todo, mujeres, que tuvieron que cambiar la composición de las prendas interiores por otras más naturales. El doctorado me permitió investigar los textiles en relación con la sostenibilidad y la salud”, celebra Márquez, cuya tesis fue dirigida por los profesores Dolores Dopico y José Luis García Soidán.

Actualmente trabaja para una empresa valenciana en el diseño de los uniformes de un gran complejo hotelero y su intención es seguir investigando desde el ámbito universitario. Si consigue este objetivo podría recuperar la idea inicial que tenía para su tesis: “Quería trabajar con personas encamadas y en silla de ruedas porque tienen muchos problemas de salud derivados del roce con las sábanas y la ropa. Pero no pudimos hacerlo por la pandemia, ya que eran un grupo de alto riesgo y tuvimos que redireccionarlo todo”.

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