La perfecta mezcla entre naturaleza y música cumple 50 años este domingo. Medio siglo desde que su impulsor, el pintor Josep Coll Bardolet, descubriera en el Torrent de Pareis el perfecto escenario para que las voces corales resonaran entre las grandes paredes rocosas de Sa Calobra.

En 1964, Coll Bardolet encontró en la garganta del Torrent de Pareis el lugar perfecto para la fusión del canto humano con el salvaje. El artista catalán acostumbraba a entonar unas notas mientras deslizaba su pincel creando sus obras. Así fue como se percató del sonido excelente que ofrecía ese paisaje natural. El lugar idóneo para la interpretación de cualquier pieza.

Josep Coll Bardolet, declarado hijo ilustre de Valldemossa en 1987, sabía valorar el arte del canto. "Conocía y sabía entender la melodía. Ha sido un mecenas para muchos músicos y pintores", reconoce su sobrino.

Un hombre de montaña, unido a la naturaleza desde pequeño, cuando recogía fresas con su madre en Campdevànol, en Girona. "Se dio cuenta de que las plantas enviaban una gama de colores diferentes según la estación del año. No es que tuviera una visión diferente al resto, sino que él observaba", explicó.

Para el pintor catalán, Sa Calobra era ´la catedral de la música´, por su resonancia y ese escenario único "daba mucha importancia al silencio y a la participación en el canto de los animales", señaló.

El sonido del halcón de Eleonor o del comorán moñudo son también un ingrediente fundamental para el director de la coral de la Universitat de les Illes Balears, Joan Company. "El Torrent de Pareis da libertad interpretativa, con los sonidos de las aves, de las piedras, y del sereno mar", halaga Company.

Novedades para este año

La coral de la UIB participa en este majestuoso concierto desde hace veinte años. Siempre ofreciendo algo diferente y sorprendiendo al público. En esta ocasión, con motivo del homenaje a Coll Bardolet y del segundo aniversario de la declaración, por parte de la UNESCO, de la Serra de Tramuntana como Patrimonio de la Humanidad, ha escogido un programa centrado en piezas de música popular mallorquína, así como de Cataluña.

En una alusión clara a la figura del pintor catalán, Joan Company y su coral harán retumbar la grava y cantos rodados con piezas como ´Copeo matancer´ y ´Parado de Valldemossa´.

"Coll Bardolet era un caballero de las artes, con una sensibilidad especial", recuerda el fundador de la coral de la Universitat. "Transmitía paz y tranquilidad. Era un hombre con franqueza", añadió.

Durante estos cincuenta años, grupos locales como la Capella Mallorquina, l´Escolania de Lluc han sido protagonistas de la cita veraniega, entre 1972 y 1983; y extranjeros, como ´The London Quartet´, ´Bronzeville American Gospel´ o ´The Swingle Singers´ han dado voz a la garganta.

Este domingo, en el concierto que empieza a las 17,30 horas, se sumará a la coral de la UIB el grupo Cap Pela, que interpretará diversas piezas de su último disco Moon River y añadirá varias arias todavía inéditas. La actuación de los dos grupos finalizará con tres piezas conjuntas que darán el cierre a un animado atardecer.

El concierto, que nació casi como un encuentro entre amigos, atrae cada verano a cerca de 3.000 personas rendidas al deleite de la aleación entre la música coral y el entorno majestuoso que lo enmarca. "Hay dos elementos que motivan su éxito: la conciliación extraordinaria de la filarmonía como manifestación cultural y un ambiente natural espectacular", explica Andreu Ramis, director de la Obra Social Sa Nostra.

Josep Coll Bardolet se mantuvo siempre vinculado al concierto hasta su muerte a los 95 años, en 2007. Pero fue en 1968, en la conmemoración del quinto aniversario, cuando cedió la organización a Sa Nostra, aunque no pasaría integramente a manos de la entidad hasta 1984. Muchos años que han dejado para el recuerdo innumerables anécdotas, casi siempre en manos del tiempo. "El año pasado la lluvia nos desbarató el concierto, aunque las previsiones para el domingo son positivas", se tranquiliza Ramis.

A sus 50 años, el concierto del Torrent de Pareis se ha convertido en un clásico cultural que tiñe de color la cárstica garganta.