El músico británico Kevin Ayers, una de las leyendas del pop rock psicodélico de los años 70 y un enamorado de Deià, falleció a los 68 años el pasado miércoles mientras dormía en su domicilio de Montolieu, en el sur de Francia. El fundador Soft Machine, que tuvo una gran relevancia a finales de los 60, también brilló como cantautor en solitario. De hecho, se convirtió en una de las voces más singulares del pop rock británico en las últimas décadas, una voz que ahora descansa en paz, según confirmó el director de su última discográfica Lo-Max Records, Bernard MacMahon, que no desveló la causa de su muerte. MacMahon lo definió como "la personificación de ese ideal de los 60 de creatividad, libertad de expresión y amor libre".

Precisamente, fue en Mallorca cuando en 1966 se reunió con Daevid Allen y Robert Wyatt. Juntos engatusaron a un millonario americano que financió Soft Machine, grupo que lleva el título de la novela de William Burroughs. Acudieron a Londres y consiguieron a Mike Ratledge como teclista. En los años 70 y 80, fijó su residencia en Deià, donde acudían en peregrinación personalidades como Mike Oldfield o Richard Branson. Ayers siempre se mostró dispuesto a conciertos colectivos, algunos por sorpresa. Y es que el eje Esporles-Deià-Sóller fue sinónimo de jam session en la añorada década de los 70. De la mano de Allen, Wyatt, Gilli Smyth, Oldfield y músicos mallorquines como Joan Bibiloni abundaron las fiestas particulares en las que se montaban unos combos increíbles. También vivió en Eivissa, donde batalló con problemas de adicción a la heroína. A mediados de los 90 regresó al Reino Unido y ahora vivía en el sur de Francia.

Ayers nació en Kent, sur de Londres, en agosto de 1944 y tras dejar Soft Machine en 1968 trabajó con músicos de renombre como Oldfield o Brian Eno. Publicó 17 discos en solitario, The Unfairground fue su último álbum que salió a la venta en 2007.