Fútbol

Caos en uno de los barcos que desplazan a aficionados del Mallorca a la final de Copa

 Muchos pasajeros se quejan de que no hubo butacas para todos, teniendo que dormir en el suelo

"No teníamos derecho a nada, ni a una silla ni un sofá", critican

Aficionados del Mallorca en el barco

Aficionados del Mallorca en el barco / A.C.

Miguel Chacártegui

Miguel Chacártegui

Cerca de 800 mallorquinistas han vivido esta pasada noche un caos terrible en uno de los barcos contratados para llevarles a la final de la Copa del Rey entre el RCD Mallorca y el Athletic Club. Propiedad de la naviera italiana GNV y gestionado por Veloviajes, la falta de butacas a pesar de estar incluidas en el precio (165 euros por persona) ha provocado momentos de tensión, gritos y peleas, con muchos pasajeros durmiendo en el suelo, sillas o en cualquier lugar posible del barco ante la falta de previsión.

Lo que tenía que ser una experiencia maravillosa, para contar durante mucho tiempo, se ha convertido en una noche para olvidar. Convocados a las 18 horas en Son Moix, fue a las 19 horas cuando pusieron rumbo al puerto. El barco, que tenía que salir a las 21 horas rumbo a Valencia, lo hizo finalmente a las 22 horas. Toda la alegría e ilusión por el viaje se esfumaron para algunos al ver lo que les esperaba.

La primera sorpresa para algunos fue encontrarse que en su billete ponía 'PP', con lo que solo tenían derecho a pasearse, cuando en realidad habían contratado butacas para el traslado. "No tenímos derecho a nada, ni a una silla ni un sofá", relata Andrea Carreño, que por suerte consiguió acomodo junto a sus acompañantes. "Es un desastre, la gente estaba por el suelo. Incluso tuvieron que dejar el bar abierto para que la gente pudiese dormir", comenta.

En las escalera de seguridad, en el baño, en la zona infantil, en la cubierta… Cualquier lugar era invadido con tal de tener un sitio donde descansar en las cerca de siete horas que iba a durar el trayecto. Y si el inicio fue malo, la solución de la compañía fue peor. "Hubo un momento que empezaron a ofrecer por 68 euros camarotes que estaban libres. Empezó a ir todo el mundo y de golpe dijeron que ya no se podía pagar con tarjeta, sino que tenía que ser en efectivo. Y entonces una de las empleadas se enfadó y dijo que ya no vendían más", critica Andrea.

Tras una noche de perros, en la que la mayoría no pudo dormir, su indignación fue a más al ver que la compañía ni se dignó a avisarles que habían llegado a Valencia. "Veíamos que algunos bajaban, pero no dieron aviso", apunta. "Todo lo que podían hacer mal lo han hecho. Todo el mundo va a reclamar porque nos han vendido una cosa que no es", asegura.

Esta expedición se encuentra de camino en autobús a Sevilla, teniendo su llegada prevista entre las 14 y las 15 horas. "Hemos dormido un poco en el autobús", cuenta. Pese al cansancio, aguardan con ganas el momento de llegar y unirse a los otros veinte mil mallorquinistas en la capital para vivir un gran día con la final de la Copa del Rey.

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Sebastià Adrover