Fútbol

El Mallorca se queda sin nada en El Sadar

El gol de Aimar da el triunfo a Osasuna en un partido en el que los bermellones han ido de más a menos y en el que Baba ha estrellado un balón en el poste (1-0)

Los jugadores del Mallorca se resignan tras un palo de Baba.

Los jugadores del Mallorca se resignan tras un palo de Baba. / rcdmallorca

Sebastià Adrover

Sebastià Adrover

Quizá el Mallorca no mereció perder ante Osasuna, pero lo que es seguro es que tampoco ganar. La derrota en El Sadar no es un drama. No hay urgencias en la clasificación, pero es de las que da rabia. Y mucha. Un despiste defensivo provocó que se quedara sin nada ante un adversario que tampoco hizo nada del otro mundo para quedarse con los tres puntos. El gol de Aimar nada más empezar la segunda parte, aprovechando uno de los contados desajustes atrás de los visitantes, fue suficiente para el 1-0 final. 

No hubiera sido una sorpresa que el duelo finalizara en empate, pero la realidad es que el Mallorca acusó demasiado el golpe que supuso encajar tras el descanso y a medida que fueron pasando los minutos, a pesar de los cambios de Aguirre, incluso de sistema apostando por una defensa de cuatro, se quedó sin argumentos para igualar. Lo cierto es que el Mallorca cuajó una buena primera mitad, muy ordenado y haciendo daño a la contra, pero después se fue mostrando muy plano en ataque, más allá de un tiro al palo de Baba. Sin Galarreta el centro del campo es otro, las cosas como son, mucho menos dinámico y sin el mismo equilibrio que aporta el eibarrés.

Este equipo tiene margen de mejora, sobre todo en ataque, porque cuando no está inspirado, como este sábado, se le notan las costuras. Eso sí, tiene veintidós puntos en la jornada diecisiete, por lo que también tienen derecho a equivocarse. Eso sí, se confirma que el parón por el Mundial no le ha sentado bien y hay jugadores, como Muriqi o Maffeo, que deben recobrar su mejor versión. Siguen siendo fiables, pero no al nivel del final de 2022.

El Sadar, donde hubo más de un centenar de mallorquinistas en las gradas, es un escenario que infunde mucho respeto, pero los bermellones, este sábado de blanco, saltaron al césped sin complejos, teniendo muy claro lo que tenían que hacer. Y los locales se dieron cuenta de inmediato porque estuvieron incómodos, buscando unos espacios que no existían y sufriendo en muchas de las salidas de los baleares. De hecho, una buena llegada de Maffeo creó peligro, pero el carrilero erró al pasársela a Dani y no a Muriqi, que estaba preparado para rematar. Y estos son los detalles que tiene que mejorar este equipo. No obstante, ya era toda una declaración de intenciones. 

Quizá el Mallorca no mereció perder en El Sadar, pero lo que es seguro es que tampoco ganar

Al Mallorca le faltaba precisión en el último pase, pero estaba con confianza para someter a un adversario que se acercó a la portería de Rajkovic con un tiro de Chimy Ávila, primero, y un cabezazo de Torró, después, que no encontraron la dirección correcta. 

Jaume Costa, muy activo, irrumpió por la izquierda, pero su centro no pudo conectar en condiciones con Muriqi. Al delantero se le veía con cierta ansiedad, es consciente que ha bajado su rendimiento. Hasta que llegó una clarísima ocasión. Un gran centro de Maffeo desde la derecha que el kosovar dejó pasar con inteligencia para que la volea de Costa con la zurda, absolutamente solo, se marchara fuera por poco. Fue una pena porque el valenciano estuvo muy cerca de marcar. Grenier, titular por las molestias de Galarreta, probó fortuna con un tiro de falta, pero Aitor Fernández lo blocó sin problemas. 

Eran los mejores momentos de los isleños en este primer acto frente a un Osasuna que se estiró justo antes del descanso, con un chut de Ávila que atrapó Rajkovic y un testarazo de Budimir que se fue alto. Las sensaciones que había dejado el Mallorca eran buenas, pero nada más empezar la segunda mitad no pudieron ser peores. Moi Gómez, el mejor de su equipo, encontró un pasillo en la derecha y su centro lo controló y remató Aimar, con la pasividad de Baba y Maffeo como cómplices, para adelantar a los suyos. Fue un palo encajar tan pronto y todavía más en una de las pocas ocasiones en las que defensivamente no estuvieron ordenados, pero estos errores se pagan en Primera División. Era el minuto cuarenta y seis y quedaba un mundo, aunque se veía obligado a dar un paso hacia adelante. No le quedaba otra. Precisamente Baba, que no había estado nada fino en el tanto recibido, no quiso perder más tiempo y lanzó un obús que se estrelló en el poste justo después. Hubiera puesto las cosas en su sitio, pero era demasiado bonito para ser verdad. 

Cuando este equipo no está inspirado en ataque se le notan las costuras, aunque también tiene derecho a equivocarse

El duelo se abrió y eso fue más atractivo para el espectador. Muriqi lo intentó con un remate demasiado flojo, casi de espaldas, pero los pamploneses dispusieron de una oportunidad mucho mejor, con un centro de Ávila que Budimir tiró fuera. Aguirre tenía que mover el árbol arriba y su primera opción fue introducir a Amath y retrasar a Kang In Lee. Arrasate también refrescó a su equipo con Rubén García y Moncayola, pero era el Mallorca el que tenía que apretar. Y Amath predicó con el ejemplo robando un balón y sirviendo un gran centro al corazón del área que no remató Muriqi de forma incomprensible, aunque parece que Aridane colaboró rozando la pelota. Ver para creer porque fue clarísima. 

El preparador mexicano apostó por una defensa de cuatro, retirando a Copete e introduciendo a Abdón, para pasar a Amath a una banda. Algo tenía que hacer. Sin embargo, Kike estuvo a punto de poner la cuesta todavía más empinada, pero su disparo no fue certero. 

Ángel y Antonio Sánchez entraron para tratar de dar otro aire a un Mallorca al que le costaba crear peligro ante un Osasuna que también sabe defender. Es como si no tuviera energía para mucho más. Ni el comodín de Abdón funcionaba. Y ya en el descuento, Grenier filtró un gran pase al corazón del área que Ángel Rodríguez no cazó de milagro. Ya no había nada más que hacer. La derrota era una triste realidad. Toca seguir.

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