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Un ascenso ganado a pulso

El Mallorca sube de forma directa a Primera tras una temporada en la que ha vivido instalado entre las dos primeras posiciones 32 jornadas u 18 semanas invicto o los seis primeros partidos fuera sin encajar son algunos de los registros que dejan para el libro de los récords

Por fin. El Mallorca de nuevo es equipo de Primera División tras una temporada extraña, eterna y de nunca acabar. Los bermellones, instalados en las dos primeras plazas casi todo el curso, han roto con la maldición que acompaña a alguno de los recién descendidos y vuelve a la máxima categoría del fútbol español 305 días después de perderla. La temporada más atípica que se recuerda ha tenido una de las luchas más espectaculares de todos los tiempos. Con las gradas vacías, cuatro trasatlánticos se han retado jornada tras jornada y los bermellones se han alzado victoriosos junto al Espanyol de Moreno. Con una presión radicalmente opuesta a la que vivió en 2019, el Mallorca se ha basado en la regularidad para volver a subir a Primera. 

Todo comenzó con Luis García. No era fácil su papeleta, reflotar a un equipo abatido y sin su líder los últimos tres años. La propiedad exigía play-off, la plantilla quería más. La espectacular primera vuelta, llena de registros históricos, allanó el camino para una segunda con más baches de los esperados que no han ayudado a magnificar el trabajo del equipo.

Los números del Mallorca este año hablan por sí solos: 22 victorias, tercer equipo más goleador y segundo que menos encaja. Además, sus dos goles en contra tras las primeras doce jornadas le convirtieron en el equipo que menos ha encajado en la historia de Primera y Segunda División y es el primero que superó sus primeros 6 partidos fuera de casa de una temporada sin recibir ni un solo gol. Ha llegado a ir líder 13 jornadas. Registros brutales que tuvieron un comienzo complicado. Tras una pretemporada express, con la pandemia de la covid marcando los tiempos de cuándo y cómo jugar y entrenar, el reestreno en la categoría no pudo ser peor. Derrota en casa ante el Rayo (0-1) y la sensación de que los jugadores no se habían despertado de la pesadilla del descenso. 

Pero esta fue la única tristeza que vivieron en la primera vuelta. Tras empatar en Cornellà la jornada siguiente (alcanzando su peor posición del curso, 18º), el equipo pegó un cambio radical y no volvió a hincar la rodilla hasta el último partido del año ante el Fuenlabrada, su bestia negra particular tanto en Liga como en la Copa del Rey. El Mallorca encadenó una fabulosa racha de 18 partidos invicto, dejando por el camino encuentros memorables, como la goleada ante el Logroñés que acabó con Luka Romero convirtiéndose en el goleador más joven en la historia del Mallorca o el tanto de chilena de Abdón en el 90 para derrotar al Almería. 

Las Navidades pasaron factura a los de Luis García, que atravesaron su primer bache de resultados. Dos derrotas y un empate hicieron sonar las alarmas, pero de nuevo en un alarde de juego pragmático el equipo volvió a remontar el vuelo, venciendo a Rayo Vallecano, Girona o Almería. Tras superar un enero y febrero cargado de duelos directos, en los que siempre el Mallorca sacó buena nota, el juego del equipo empezó a flaquear. Los partidos no se ganaban con la misma comodidad, los goles no entraban con tanta facilidad, pero aún así el equipo consiguió aguantar el tirón de todos los que le precedían. 

La derrota en Gijón en la jornada 29, primera como visitante, marcó un antes y un después en su devenir lejos de la isla. La ventaja con el tercer puesto se mantenía estable, pero las derrotas consecutivas ante Castellón y Sabadell estuvieron a punto de tirar al traste todos los planes. La inoperancia del Almería, unida a la seguridad de Son Moix, devuelven al equipo a Primera a falta de tres jornadas, algo nunca antes conseguido por el club.

El Mallorca se ha ganado a pulso volver a codearse entre los mejores. Queda mucho trabajo por delante y errores del pasado que no repetir, pero este grupo encabezado por Luis García se ha ganado un puesto en los altares del mallorquinismo. 

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