El Fuenlabrada confirmó que es la bestia negra del Mallorca y ratificó que los rojillos navegan en uno de sus momentos más bajos de la temporada. Sin esfuerzo, valiéndose de los errores inexplicables de Reina, el triste protagonista del encuentro, los de Oltra, que no ganaban en casa desde septiembre, disfrutaron de un cómodo viaje de noventa minutos en el que les bastó con disfrutar de los regalos bermellones para endosar una dura goleada (4-1) que, si bien les mantiene segundos a cuatro puntos del tercero, habrá que esperar si mella la moral de un equipo que se había mostrado inquebrantable hasta la fecha.

La oportunidad en el Fernando Torres era que ni pintada. El pinchazo del Almería podía provocar que los bermellones se alejasen de ellos en siete puntos en caso de triunfo. Pero nada más lejos de la realidad. La primera parte fue un despropósito. Desde el pitido inicial, los hombres de Oltra, que parecían aviones al lado de los bermellones, presionaron. Y con eso les bastó. Pinchi, en dos ocasiones, y Nteka desde los once metros, fueron los ejecutores de una noche para olvidar. La reacción tardía del Mallorca, con el gol de Mboula en la segunda mitad, fue insuficiente. Pathé Ciss redondeó la fiesta de los locales. El Mallorca suma tres partidos sin ganar y con peores sensaciones que nunca.

Poco más que bochorno se puede sentir tras las primera parte del Mallorca, digna de guardar en un oscuro cajón y tirar la llave al fondo del mar. Y para entender el porqué basta recurrir a las tres jugadas que supusieron los tres goles del Fuenlabrada en el primer acto. Reina tardará en olvidar esta noche. Sus dos garrafales fallos – también en el segundo, por mucho que abroncara a Abdón, que tuvo el empate con un remate picado que pegó en el larguero- estrecharon la soga del cuello de los bermellones, que desaparecieron en el terreno de juego del Fernando Torres.

Es difícil explicar qué gol fue más cómico, si el primero o el segundo de los locales. En el 12, un centro inofensivo de Cristóbal fue a parar a las manos del portero andaluz, al que incomprensiblemente se le escapó el balón de las manos, le golpeó en un pie y, ante su reacción a cámara lenta, Pinchi, el gran héroe local de la noche, se la birló antes de que la atrapara para abrir la lata. El partido aún aguardaba al portero otra más, y peor incluso. 

El segundo no quiso ser menos. Corría el minuto 37 y, tras una pérdida de Abdón en el centro del campo, la jugada acabó en Russo, que se la cedió a Reina. Y otra vez el horror. El de Villanueva del Trabuco buscó de primeras al artanenc, que había seguido la jugada, quedándose corto y Pinchi, otra vez él, lo aprovechó para firmar el segundo. Parecía que el Mallorca tocaba fondo, pero dos minutos después, Mboula, inocente, derribó a Pinchi en el área. Nteka, con calma, batió a Reina y 3-0. Partido finiquitado en 45 minutos. 

Al inicio de la segunda parte, Luis García quitó del campo a un invisible Febas por Álvaro Giménez. Le tocó al ilerdense como bien le pudo tocar a cualquiera. El equipo mejoró, pero es que peor no se podía jugar. El Fuenlabrada, regodeándose en su ventaja, se parapetó atrás, esperando alguna jugada aislada a la contra para ampliar su ventaja, y el Mallorca empezó a combinar. Y fruto de ese lavado de cara, primero Dani, con un disparo que repelió Belman in extremis, avisó de sus intenciones. Y poco después llegó el tanto de Mboula, primero este año del catalán. Oliván puso un caramelo y el extremo, muy listo, se anticipó a Glauder para dar esperanzas.

Las ocasiones del Mallorca se empezaron a suceder una tras otra, pero con idéntico final. Abdón tuvo la opción del 2-3 con un disparo a bocajarro, pero Belman despejó. Y luego Oliván, de falta directa, estrelló el balón en el palo. Y más tarde, un centro envenenado del de Artà a punto estuvo de colarse en la meta azulona. Oltra movió sus fichas para parar el partido y le salió a la perfección. Mula y Ciss entraron al campo y entre los dos fabricaron el 4-1. Ahí el Mallorca ya entregó sus armas. Luis García retiró del campo a Salva, Sastre, Mboula y Abdón pensando en el Leganés y el partido ya se convirtió en una dolorosa penitencia. Sin tiempo para lamentaciones, toca ante uno de los grandes de la categoría. Y ya no se puede fallar.