Problemas urbanísticos frenan los planes de hoteles urbanos en Manacor

Justo después de la pandemia, una serie de inversores, conscientes de la falta de plazas hoteleras urbanas, pusieron sus ojos en el centro de la ciudad

El casal de la calle Francesc Gomila que finalmente no se transformará en hotel.

El casal de la calle Francesc Gomila que finalmente no se transformará en hotel. / Redacción

¿Qué ha pasado con todos los hoteles urbanos que se iban a construir en Manacor? ¿De toda esa red programada que iba a dotar a la ciudad de una oferta interna potente, aprovechando el aumento de turistas y el efecto llamada de la academia de tenis de Rafael Nadal? Pues que ya solo queda uno que sobreviva, aunque lleve dos años esperando el visto bueno del Ayuntamiento para comenzar.

Precisamente fue el periodo en que el ‘boom’ estuvo en su momento más álgido y cuando llegaron a haber hasta cinco establecimientos programados en el centro de la ciudad, entre algunos ya registrados en el departamento de Urbanismo y otros en vías de finalizar la adaptación arquitectónica. Ahora, de todos aquellos, solo el Casal Manacor Rooms & Pool de la calle Francesc Gomila es el único con posibilidades factibles... aunque la demora municipal en otorgar los permisos de obra también puede frustrarlo.

El punto en común de todos estos futuros hoteles interiores era servir, entre otras cosas, para rehabilitar y adaptar antiguos casales manacorins para darles una nueva vida. Haciendo un repaso, sabemos que estaban previstos dos justo al lado del ayuntamiento: uno en el carrer Nou y otro en el Carrer Baix Riera. Un tercero en el histórico casal de Can Massanet, en la plaza de ses Verdures; y finalmente dos más en la calle Francesc Gomila, a pocos metros de la plaza de Sa Bassa.

Esta casa de la calle Francesc Gomila es la única con posibilidades de convertirse en un establecimiento turístico.

Esta casa de la calle Francesc Gomila es la única con posibilidades de convertirse en un establecimiento turístico. / Redacción

Si comenzamos por los dos primeros, el del carrer Nou, a pesar de iniciar los trámites municipales, pronto vio que las exigencias de la normativa urbanística local limitaban su inversión y reducían el número de habitaciones previstas en paralelo al margen de rentabilidad. Tampoco la cafetería planeada en la planta baja pudo abrir y tuvo que emigrar unos metros más allá.

Por su parte, la casa donde vivió el Baix Riera (el histórico cantante operístico manacorí) y situada en la calle del mismo nombre, después de varios intentos frustrados, se puso a la venta y finalmente ha sido vendida hace tan solo unas semanas a capital extranjero para convertirla en viviendas particulares.

El tercer caso es el del casal de Can Massanet, en la plaza de ses Verdures y propiedad hasta hace unos meses de la familia Ferrer Vallespir. El arquitecto manacorí Llorenç Brunet había llegado a diseñar un proyecto virtual de distribución de habitaciones, enlazado con un segundo inmueble de la calle Pare Andreu Fernàndez, que debía servir de dependencias complementarias y patio interior. Hace medio año Can Massanet fue adquirido definitivamente por un inversor alemán que lo reformará y lo convertirá en viviendas privadas.

Finalmente de los dos previstos en la calle Francesc Gomila, uno ya ha dejado de estar sobre la mesa. Se trata del antiguo hotel Felip de Manacor. Los promotores de la reforma para abrirlo registraron el proyecto ante el departamento de Urbanismo municipal en noviembre de 2021. En total el hotel boutique, promovido por la empresa del ex político Joan Lladó, debía contar con 22 lujosas habitaciones de distintos tamaños.

Dos años esperando permisos

El departamento de Urbanismo del Ayuntamiento de Manacor lleva años con problemas. La falta de funcionarios técnicos, de arquitectos e ingenieros provoca que los tiempos de espera burocrática para un simple permiso de obra se vayan ya por encima del año y los dos meses. Una demora inconcebible para un municipio que está a punto de superar los 50.000 habitantes.

Este es el caso del casal situado en el número 26 de la calle Francesc Gomila, el último proyecto de hotel urbano que en estos momentos tiene posibilidades de salir adelante. Bajo el nombre de Casal de Manacor Rooms & Pool y la dirección del empresario Gaspar Forteza, este mes de junio hará dos años que espera para comenzar unas obras de reforma que, solo de la rehabilitación del tejado, ya supondrían una inversión de cerca de 300.000 euros. «Esto puede llegar a poner en peligro el hotel... porque hay trabajadores a punto de empezar y los permisos no llegan», dice Forteza mientras muestra los documentos que demuestran el exagerado tiempo de espera.

El palacio de Can Massanet también se había proyectado como hotel de interior.

El palacio de Can Massanet también se había proyectado como hotel de interior. / Redacción

«Seguro que si estos trámites fueran más rápidos entrarían más proyectos hoteleros», confiesa el alcalde de Manacor y a la vez concejal de Urbanismo local, Miquel Oliver, «dicho esto, también hay que tener en cuenta que todo esto se acentúa por el proceso de estabilización en que estamos inmersos dentro del Ayuntamiento, y que hace que el departamento de Urbanismo sufra para sacar las cosas adelante. Afortunadamente ahora hemos pasado de uno a tres arquitectos, pero seguimos sin ingenieros».

Este déficit arrastra inevitablemente el poder dar luz verde a las licencias integradas. «Para un cambio de actividad como es un hotel es imprescindible el informe de un ingeniero, por tanto si no tenemos... En este sentido dependemos, como el 80 o 90% de los ayuntamientos, del Consell de Mallorca, que es quien guía este proceso de estabilización». Una adaptación que debería acabar el próximo 31 de diciembre. «Para los casales es una buena salida urbanística porque Manacor, por su tamaño, no tiene ahora mismo las plazas hoteleras que debería necesitar, además del turismo, por el volumen de empresas y la actividad cultural, por ejemplo. Otros pueblos mucho más pequeños tienen más», concluye Oliver.

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