Los 'cossiers' de Algaida danzan en honor al Sant Honorat más feminista de la historia

Los coloridos 'dansaires' han bailado frente a la iglesia del pueblo para espantar a un 'dimoni' que por primera vez era una mujer

Los 'cossiers' de Algaida danzan en honor al Sant Honorat más feminista de la historia

Guillem Bosch

Irene R. Aguado

Irene R. Aguado

Los algaidins congregados esta mañana frente a la iglesia de su pueblo han presenciado el Sant Honorat más feminista de la historia. Los principales protagonistas esta mañana no han sido los coloridos 'cossiers', sino el 'dimoni' en el que se ha enfundado por primera vez una mujer, Elionor Serra, que ha bailado junto a la dama y los populares 'dansaires' para loar al patrón de la localidad.

El aroma a alfabaguera y los sonidos de los cascabeles anunciaban la fiesta por todo el pueblo desde que los 'cossiers' se han dirigido hacia la iglesia acompañados por la melodía de los 'xeremiers'.

La misa ha comenzado a las once de la mañana. El momento más esperado de la ceremonia ha llegado con la interpretación del ball de l'Oferta, que han danzado los 'cossiers' en presencia de una multitud de algaidins. Tampoco han faltado los cargos políticos; han acudido la presidenta del Govern, Marga Prohens, el presidente del Consell de Mallorca, Llorenç Galmés, y la alcaldesa de Algaida, Margalida Fullana, entre otros miembros de la corporación municipal.

Mientras tanto, el 'dimoni' trataba de ensanchar el círculo espantando con su garrote a los niños que se atrevían a desafiarle. Una vez concluido el oficio, los 'cossiers' han salido a la plaza y han repartido alfabaguera entre la multitud que les esperaba expectante.

Unos minutos después, ante una plaza aborrotada, han interpretado todo el repertorio de danzas ancestrales al ritmo que marcaban las 'xeremies', tamborinos y 'flabiols': Ses Bombes, Mestre Joan, Els Reis, Mergançó, Obriu-nos, Flor de murta, Dança Nova y Titoieta.

El duelo entre la dama 'cossiera' y el 'dimoni' ha culminado las danzas. Los asistentes han roto a aplaudir cuando el 'dimoni', tal y como marca la tradición, ha muerto a los pies de los 'cossiers'.