Hechos para vestir el pacto inexplicable

La legítima aspiración de toda formación política es alcanzar el poder, pero hay alguna formas de hacerlo que son especialmente enrevesadas y nacen, por su propia naturaleza, con todo en contra. Es el caso de Capdepera. Més y PP se salen con la suya y firman a nivel local un pacto que es visto con malos ojos desde fuera, solo explicado de forma superficial y sellado con tópicos y genérico. «Importa Capdepera» dicen, faltaría más, se supone que esta es la brújula a seguir por cualquiera de las siglas que acudieron a las elecciones, incluido un PSOE que, desde el rechazo de los demás, es el principal motor de este acuerdo a contracorriente.

Més, por ideología y situación interna, es quien se lleva la peor parte, no solo observado desde Palma, sino ante su propio electorado gabellí. PP y Més se lo reparten todo, alcaldía, tiempos y cargos con un programa demasiado vago. No caben en su gozo. Solo una gestión solvente y clara será capaz de justificar y dar sentido a un pacto concebido a la contra del vecino ideológico. No es buen punto de arranque, pese a Rafel Fernández.

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