Fiestas en Mallorca: Multitudinario chapuzón con patos en Can Picafort

El ayuntamiento de Santa Margalida ha lanzado al mar unos 1.900 patos amarillos, de los cuales 182 tenían premio gracias a la colaboración de los establecimientos de la localidad

Rosa Ferriol

Rosa Ferriol

Sin ninguna duda los patos de Can Picafort son todo un sentimiento popular. Como cada año, a las doce del mediodía los cohetes dan el sus a los bañistas para zambullirse al mar a la ‘caza’ de los preciados patos amarillos que lanzan desde las embarcaciones. En esta ocasión, unas seis barcas han lanzado al agua unos 1.900 patitos , de todos ellos, 182 contenían premio.

Con la teoría y la práctica aprendida de otros años, los intrépidos bañistas han acudido a Can Picafort de lo más equipados: gafas, aletas, colchonetas, churros, flotadores, tablas e, incluso, pequeñas embarcaciones hinchables. Tampoco han faltado los flotadores en forma de pato amarillo en formato de grandes dimensiones para cumplir con una tradición más que arraigada en Can Picafort cada 15 de agosto: un chapuzón a la caza de los patos.

Máxima expectación

La expectación era máxima, tanto dentro del agua como en las rocas y el paseo de primera línea. En el mar, hasta unas setenta embarcaciones se han congregado para disfrutar de primera línea de esta pasión por los patos que ofrece una de las estampas típicas del calendario festivo mallorquín. De hecho, Carmen Polo de Sevilla ha hecho coincidir sus vacaciones con las fiestas de Can Picafort, donde están sus padres y no ha dudado en estrenarse en este baño con patos, además de conseguir hacerse con cuatro, uno de ellos ha tenido premio.

Carmen Polo de Sevilla

Carmen Polo, de Sevilla, es la primera vez que participa en la suelta de patos de Can Picafort. / R.F.

El regidor de fiestas, Jaume Picó, feliz por la multitudinaria participación, ha explicado que se han lanzado al mar unos 1.900 patos y 182 contenían premios, unos premios que son aportaciones que hacen los establecimientos del municipio. Así en lo que antes era la piscina del Mar y Paz, ahora tapada y convertida en espacio público, un escenario con una gran pantalla iba anunciando los números ganadores, abajo la expectación de los participantes era máxima ya que además de lograr el preciado pato amarillo, fueron muchos los que han terminado esta fiesta tan sentida con premio.