¡Al agua patos! A las doce del mediodía unos cohetes daban el sus a los nadadores para zambullirse al mar a la ‘caza’ de los patos amarillos que lanzan desde las embarcaciones. Los intrépidos bañistas iban de lo más equipados: gafas, aletas, colchonetas, churros, flotadores, tablas e, incluso, pequeñas embarcaciones hinchables. Tampoco han faltado los flotadores en forma de pato amarillo en formato de grandes dimensiones. Así este 15 de agosto Can Picafort ha recuperado una de sus tradiciones que no han podido celebrar en estos dos años de pandemia. «Es un sentimiento popular», confiesa la regidora de fiestas del ayuntamiento de Santa Margalida, Francisca Ignacio. 

Al agua patos en Can Picafort. MANU MIELNIEZUK

Y en esta edición, la participación ha sido máxima. Más de 3.500 personas han disfrutado de zambullirse en busca del preciado pato amarillo. De hecho, se han lanzado al mar unos 1.800 pero tan solo 999 llevaban un número que daba acceso al sorteo. Y para los coleccionistas no han faltado las figuritas con un diseño especial. Se han lanzado unos 400 al mar. En este caso, eran patos dispuestos a practicar snorkel. Y han sido muchos los que han exhibido su preciado trofeo que se sumará a la colección.

Al agua patos en Can Picafort MANU MIELNIEZUK

Así, esta mañana Can Picafort ha recuperado su típica estampa del 15 de agosto: La costa llena de espectadores que disfrutan de ver a los intrépidos nadadores en busca de los patos de goma. Desde el agua, son muchas, unas sesenta, las embarcaciones que han fondeado para disfrutar más de cerca de esta pasión por los patos. Es verdad que las altas temperaturas invitaban a darse un chapuzón pero los nadadores han tenido que sortean las olas para lograr hacerse con el trofeo. 

 En el paseo marítimo, un escenario con una gran pantalla iba anunciando los números ganadores. En total, se han repartido 211 premios. Desde cenas a partidas de pádel o tenis, talleres artísticos, vuelta con poni y un sinfín de galardones más obsequio de los comercios y empresas del municipio. De hecho, la regidora ha querido agradecer su colaboración porque sin su aportación esta tradición tan sentida no sería posible.