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Miquel Mas Gayà: «El día que gané el campeonato del mundo no fue el más feliz de mi vida»

«Solía tener flato y dolor de estómago cuando corría, pero pensaba que eran nervios. Resultó que tenía Hepatitis C», relata

Miquel Mas Gayà

Miquel Mas Gayà

Sebastià Sansó

Sebastià Sansó

Uno de los grandes del ciclismo balear. Mas (Manacor, 1943) fue campeón del mundo de ciclismo en pista tras moto stayer el 11 de septiembre de 1965 en el velódromo de Anoeta en San Sebastián. Un logro que le ha ‘perseguido’ toda la vida y por el que aún se le recuerda en toda la comarca.

¿Qué ha aprendido durante estos 80 años?

Muchas cosas. Si tuviera que definirlo una frase, sería coge el oficio que te guste y siempre disfrutarás como si nunca estuvieras trabajando.

¿Cómo entró en el mundo de la bicicleta?

Vivíamos en la calle de Artà de Manacor. Mi padre, Miquel Mas Grimalt, hacía de mecánico, de masajista y de lo que hiciera falta para equipos ciclistas profesionales de ámbito nacional. Salió a la Vuelta a España con el equipo Minaco-Gorila, por ejemplo, y en vueltas de una semana. Podía desmontar y volver a montar las bicis de todo el equipo de un día para otro. Así que era algo familiar. Empecé de joven corriendo lo que había y entrando sin luz. Eran bicis pesadas que de entre 10 y 11 kilos… ahora pesan la mitad. Recuerdo que la que tenía costaba 3.000 pesetas, montada a mano en Petra.

Un ciclismo peligroso...

Un día casi me como un carro cerca de Son Peretó, en la carretera de Sant Llorenç. Me partió la bicicleta en dos. Es curioso pero lo primero que hace un ciclista cuando sufre un accidente es comprobar la bicicleta para saber si puede continuar. Luego ya mira si se ha hecho daño él.

¿Qué hace que un ciclista sea bueno?

La disciplina es importante. Aunque hoy en día se le dé mucha importancia a las barritas, los geles o a entrenar por vatios. Lo importante es ser constante y saber manejar la herramienta con la que trabajas, sin eso nunca se puede ser un buen profesional. Echo de menos esta base. Todo se profesionaliza demasiado rápido, y en eso tienen mucha influencia los padres.

¿Siempre corrió en pista?

¡No! De hecho en mi último año casi gano la Vuelta a Granada.

¿Cuál fue su mejor momento?

Lasadasd asdklasdlkasjdaLa gente suele pensar lógicamente que es cuando gané el campeonato del mundo a los 22 años, pero ese no fue el día más feliz de mi vida. Porque no sabía muy bien ni dónde me encontraba, estaba dentro de una burbuja. Mi campeonato del mundo lo tengo ahora, entrenando a muchos chicos jóvenes, que entre todos formamos una familia. Eso sí, gracias a esto la gente todavía me reconoce y me detiene por la calle después de tanto tiempo… me abrazan como niños pequeños.

¿Cómo supo que tenía hepatitis en el momento más importante de su carrera?

Aunque no lo supiera ya convivía con la hepatitis C antes de que la me diagnosticaran. Solía tener flato y dolor de estómago cuando corría, pero pensaba que eran nervios. En la ronda clasificatoria de Anoeta ya me dolía un costado, pero siempre pensé que era porque unos días antes un coche nos había tirado cuando entrenábamos. Mi padre y los médicos que estaban conmigo pensaron primero que era un ataque de hígado… El jueves y el viernes me hicieron mil pruebas y estuve sin comer nada hasta el sábado por la mañana. Carreras hay muchas, pero vida solo una…

Usted es un hombre risueño.

Toda mi familia y los amigos saben que cuando estoy callado es porque o estoy nervioso o enfadado.

Recuérdenos cómo fue la carrera que le hizo campeón del mundo en San Sebastián.

Era el 11 de septiembre de 1965. El público vasco siempre es una garantía como ocurre en las vueltas de ciclismo en ruta. La final se retrasó. Se corrió a las 17 horas porque llovió algo y la pista patinaba mucho. Fuimos 8 corredores. La carrera final duró una hora, durante la cual tuve que remontar para poder ganar al final al representante belga.

¿Entrenaba mucho en rodillo?

Nunca he hecho rodillo, solo los días de lluvia. Normalmente entrenaba la pista haciendo carretera. Llegué a correr en el antiguo velódromo de Manacor, medio abandonado, cuando ya tenías que esquivar los baches y las hierbas.

¿Y ahora?

Ahora suelo entrenar los martes, jueves y sábados, una media de entre 70 y 80 kilómetros cada salida. Pero está claro que los años pesan, el otro día al terminar me dolían hasta las orejas de cansado.

¿Qué hubiera hecho con las bicicletas de hoy en día?

Qué hubiera pasado no se puede saber, me dan alergia las comparaciones. Las bicis han cambiado y pesan menos, pero yo no podría ir con una de contrarreloj, por ejemplo.

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