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Llucmajor

“La gatera de Llucmajor es un desastre, no reúne las mínimas condiciones”

Entidades animalistas denuncian que el mal estado de la instalación ha propiciado un brote viral que ha acabado con la vida de los felinos acogidos

Un grupo de gatos callejeros.

Asociaciones animalistas y voluntarios denuncian que el mal estado en que se encuentra el espacio dedicado a los gatos en las instalaciones municipales de Llucmajor ha propiciado un brote viral que ha acabado con la vida de todos los felinos

El motivo, apuntan, ha sido una infección por panleucopenia, que es una enfermedad vírica altamente contagiosa. Uno de los partidos en la oposición municipal, Llibertat Llucmajor, ha pedido explicaciones al gobierno municipal presidido por Eric Jareño por estos hechos.

En declaraciones a este diario, la presidenta de la asociación Gaticos y Perretes Mallorca, Elvira García, reivindicó que el Ayuntamiento es la administración encargada de tener una gatera «en condiciones», ya que, aseguró, la responsabilidad de los gatos de la calle es del Consistorio, como han concluido varios informes jurídicos. Esta entidad ha desarrollado varias campañas en Llucmajor, como una desarrollada este año que ha servido para castrar a 400 gatos, según apuntó.

De acuerdo al testimonio de esta asociación y de otros voluntarios del centro, las gateras habilitadas en la perrera municipal nunca han reunido las condiciones adecuadas. El año pasado, en octubre, se montó una provisional, «que era un desastre», apostilló García. De hecho, la entidad informa de que abandonó cualquier tipo de colaboración. «Dejaban los gatos en jaulas trampa y el suelo era de tierra. A los cuatro meses devolvimos las llaves y nos fuimos», agregó.

Sin núcleo zoológico

Con posterioridad, de acuerdo a este testimonio, se habilitó otra gatera, en principio definitivo. El problema es que no se inscribió en el registro de núcleos zoológicos. Cabe recordar que la Comunidad obliga a inscribir «todos los centros que alojan colecciones zoológicas de animales de fauna salvaje, con finalidad cinegética, cultural, recreativa, de reproducción, recuperación, adaptación y conservación de los animales que no son de producción».

Uno de los principales problemas es que carecía de una zona de cuarentena para evitar la extensión de posibles infecciones, una circunstancia que hubiese servido como cortafuegos de un posible brote. «Si metieron un gatito enfermo, la enfermedad se extendió después», apuntó una persona que ha sido voluntaria en otras épocas.

Consultado al respecto, el teniente de alcalde de Urbanismo y Medio Ambiente de Llucmajor, Guillermo Roig (ASI), informó ayer de que tiene constancia de que hay un brote viral en el municipio que está afectando a los gatos callejeros. «En Calvià, también pasa», dijo.

Sin embargo, desvinculó este hecho de la gestión municipal de la perrera, ya que, según remarcó, en estas dependencias «sólo hay perros». Roig lamentó que haya personas que se dediquen a «calentar a la gente», al tiempo que reiteró que el nuevo veterinario es el encargado de marcar las directrices técnicas. 

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