Las hijas de Antonio Abad, Elena y Marga, se encargan del negocio desde 2009: «Son Vivot cierra por falta de tiempo y relevo generacional»

El cierre de Son Vivot deja otra muesca más en el mapa del pequeño comercio palmesano. Parada obligatoria en pleno centro, en la plaza de la Porta Pintada, la tienda vende estos días sus últimos embutidos, ensaimadas, herbes o aceites antes de decir adiós definitivamente. «Cerramos el negocio por falta de relevo generacional y tiempo para atenderlo», señala el gerente del comercio, Miguel Mulet.

Varios cambios de personal, un incremento del trabajo y la dificultad de conciliar la vida personal y laboral han sido los desencadenantes del cierre de este pequeño establecimiento después de 27 años de actividad. Su fundador, Antoni Abad, ya fallecido, fue «un hombre adelantado a su época, veía los negocios antes que nadie», describe Mulet, que fue su mano derecha durante la mayor parte de su vida.

Antes de que existieran las grandes superficies en Mallorca, Abad llevaba la representación y distribución de pequeñas marcas en la isla. En los años ochenta empezaron a aterrizar los grandes almacenes, como Pryca, y el pequeño comercio entró en crisis: «Antonio Abad pensó entonces que era el momento de cambiar. Cedió la cadena de distribución de alimentos que regentaba y fundó MiniMax, la primera gran superficie de capital mallorquín», recuerda Mulet.

MiniMax trabajó a toda máquina hasta que en los años noventa Abad decidió regresar a sus orígenes, el pequeño comercio: «Tuvo la idea de montar una tienda especializada en productos autóctonos de Baleares». Fue dicho y hecho. A finales del año 1996 MiniMax se vendió a Caprabo, y el 2 de enero de 1997 se inauguró Son Vivot. «En aquel momento había pocas tiendas de esa índole, más allá de algunas emblemáticas como La Pajarita o el Comado La Montaña», rememora el que fue el gerente de la tienda desde un principio: «En los últimos años, este tipo de negocios se han multiplicado», apunta.

Las ventas en Son Vivot no pararon de crecer desde que se inauguró hasta la pandemia de la covid, el primer y único gran golpe que recuerdan los responsables: «Los primeros meses después de la cuarentena fueron duros. Unos años después, nos hemos recuperado hasta llegar a cifras prepandemia, pero ha costado», subraya Mulet.

El final de la historia llegará este mismo mes: «La tienda cerrará cuando se agote la mercancía, a más tardar a finales de este mes. Ahora estamos liquidando el stock», detalla el gerente, que reconoce que las colas de clientes que aprovechan los últimos días para comprar han sido «una locura». Durante todos estos años, Mulet lo tiene muy claro: «Lo que más se ha vendido es la sobrasada, el producto estrella de la tienda, sobre todo de porc negre. También ha triunfado el camaiot, los quesos, aceites, confituras y licores típicos de Mallorca», enumera.

Las hijas de Antonio Abad, Elena y Marga, se encargan del negocio desde que su padre se jubiló en 2009. Esta misma semana han comunicado la decisión a través de las redes sociales de la tienda: «Ha llegado el momento de despedirnos», manifestaron en una publicación en la que anunciaron el cierre. El local pertenece a la familia Abad y ya está alquilado a otro negocio distinto. Las hermanas no se plantearon reducir las horas de apertura ni delegar: «Los propietarios de un negocio tienen que estar allí. Pero llegados a este punto, a Elena y Marga les resulta imposible conciliar su vida personal y laboral. No tienen el tiempo que hace falta y tampoco tienen relevo. Cerrarán con muy buen sabor de boca, han disfrutado de la tienda hasta el final».