OPINIÓN

La política de Antoni Costa da sus frutas

Truyol reprocha a Martínez el insulto del regidor Deudero.

Truyol reprocha a Martínez el insulto del regidor Deudero. / EP

Matías Vallés

Matías Vallés

Se empieza creyendo a pies juntillas la versión enternecedora de un acusado de agresión sexual, se prosigue trivializando la iniciativa de golpear a un policía, y se acaba abriendo las compuertas para que un concejal mediocre, perdón por la redundancia, llame cobardemente «hija de puta» a una colega. Bajo subterfugio, por supuesto, a la derecha el valor se le presume pero no se le ejerce.

La política de tolerancia pagada frente al maltrato a cargo de Antoni Costa ha dado fruto o fruta en Cort. Si el vicepresidente del Govern que se sigue escudando en presunciones de inocencia hubiera asumido su responsabilidad, un anodino concejal del PP no se hubiera atrevido a agraviar gratuitamente a Neus Truyol. Con la de aristas comprometedoras que adornan la gestión de la penúltima responsable de Urbanismo, y el PP ha acertado con el peor estilo a absolverla mediante un insulto personal y de género.

Hay un elemento de justicia histórica en que el insignificante Deudero solo será recordado por una expresión, «hija de puta». Perdón, ingresará en los anales por la cobardía de no atreverse a formular el insulto literalmente. El militar de nula marcialidad ha de refugiarse detrás de Díaz Ayuso, para exprimir su «zumo de frutas». El PP ha degradado hasta el sentido del humor.

Los populares siguen celebrando la violencia de género, Costa y Prohens han decretado la barra libre en la agresión verbal o sexual. No quieren recibir «ni una lección» sobre el trato a las mujeres, porque pueden contratar con fondos públicos a sus presuntos abusadores, o apadrinar a un concejal experto en prostitución.

La degradación de Cort al nivel del Govern ofrece una excelente oportunidad para recordar que Ayuso es la única de los citados que no pronunció en voz alta el «hijo de puta», destinado a Pedro Sánchez. Simplemente, musitó el insulto sin exteriorizarlo, y le asistían todos los derechos a desahogarse porque el presidente del Gobierno se había referido antes a su hermano sin posibilidad de réplica. Solo después sobrevino la explotación de la metáfora frutal. En cualquier caso, son disquisiciones demasiado elevadas para el pusilánime Deudero, el poeta de los pareados que no sirve ni para insultar.

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