Después de las denuncias de los vecinos de Santa Catalina por ruido, incivismo y excesos, este viernes por la tarde se ha podido ver a la Policía Local de Palma vigilando la zona. El alcalde de Palma, José Hila, afirmó ayer que "la medida adicional es poner refuerzo policial este verano en el barrio".

Hila aseguró que de lo único que dispone el Ayuntamiento para atajar estos problemas es de policías, "no tengo otra cosa", apuntó, para añadir que "no hay más policías que enviar, están todos ya en la calle". Así, reclamó que se reconozca" el esfuerzo que está haciendo Cort en este sentido, porque es el primer año que se pone refuerzo policial en verano en este barrio". El alcalde de Palma resaltó que va a haber más policía que otros años en la barriada debido al refuerzo policial, pero insistió, como en anteriores ocasiones, en que "a la policía hay que dejarla trabajar". "A base de días de estar allí presente disminuirán los problemas en el barrio, pero no lo hace el primer día, lleva su tiempo", matizó.

Los vecinos de Santa Catalina han estallado y no están dispuestos a callar más. Desde la Associació Barri Cívic hicieron pública una carta abierta dirigida al alcalde José Hila donde le exigen que adopte «medidas efectivas e inmediatas» ante la «grave» problemática de convivencia y salud pública que «se ha cronificado» y «sigue en aumento, más allá de este verano», en el barrio.

«Hasta el día de hoy el Ayuntamiento que representa ha hecho oídos sordos a las numerosísimas reivindicaciones vecinales que insistentemente le venimos presentando», se dirigen al alcalde desde la asociación. 

Tras diez años de denuncias, protestas y avisos, reuniones infructuosas con alcaldes, policía y regidores, los residentes aseguran que han observado un empeoramiento «preocupante» en el cumplimiento de la normativa vigente «que evidencia el desconocimiento por parte de las autoridades de la realidad: hay infracciones flagrantes, repetidas, visibles, fácilmente detectables en la vía pública diariamente de día y de noche», señalan en el escrito.

Residentes del barrio, hartos de los ruidos, del incivismo y los excesos, van a dormir los fines de semana a casa de familiares e incluso, algunos han colgado cartel de ‘se vende’.