Opinión

China, ¿nuestro próximo enemigo?

El presidente chino, Xi Jinping.

El presidente chino, Xi Jinping. / EFE

«Cuando se escribe en chino, la palabra ‘crisis’ está compuesta de dos caracteres. Uno representa el peligro y el otro representa la oportunidad». John F. Kennedy. Político norteamericano del s.XX.

Cuidado con China y lo que acontece en ella. Leo con atención el informe de JP Morgan sobre el rápido crecimiento de su sector del automóvil. Su rápido crecimiento se ha convertido en un nuevo motor de crecimiento para la segunda economía más grande del mundo. Sin embargo, no ha sido hasta 2023 cuando ha reemplazado a Japón para convertirse en el mayor exportador de automóviles. Pekín está inundado el mundo con sus coches: incluso está preparando su propia flota de buques para exportarlos, lo que genera importantes tensiones comerciales con teóricos aliados, tales como los EEUU o la Unión Europea. Tal es así, que ante la caída en picado del precio de los vehículos en China, podría llevar a que estas regiones incrementen sus aranceles ante el miedo de que los coches chinos ‘invadan’ por completo sus mercados.

La sobrecapacidad fabril china es alarmante para Europa o EE UU: en los últimos dos años, el presidente Jinping ha facilitado una serie de ayudas públicas a determinados sectores industriales. Es un claro intento de impulsar a gran escala la economía nacional, afectada por el preocupante agujero en el sector inmobiliario. Lo que ha dado lugar a que las empresas produzcan muchos más productos de los que la economía nacional puede absorber. Por tanto, las empresas están dispuestas a comercializarlos en todo el mundo con pérdidas. El resultado es que suelen exportarse a precios muy atractivos para el consumidor final.

Los expertos aseguran que el verdadero problema para las economías avanzadas es que los fabricantes de automóviles chinos son más competitivos gracias a la tecnología, cadenas de suministro locales, nuevas infraestructuras de transportes y menores costes de energía o suelo. Casi todos coinciden: los subsidios gubernamentales desempeñan un papel, pero es secundario frente a la innovación.

Los destinos de las exportaciones de automóviles de China son diversos, pero dejan entrever qué puede pasar y en qué regiones, si los precios de los coches chinos siguen bajando y las exportaciones mantienen su tendencia al alza. En 2023, alrededor del 37% de sus exportaciones de automóviles se dirigieron directamente a Europa, convirtiéndose el Viejo Continente en el mejor cliente de Pekín. También en su principal ‘víctima’: los productores europeos tienen que competir con unos vehículos que tienen una relación calidad precio casi inmejorable.

Otro dato interesante - también de JP Morgan - y que habla por sí mismo: en 2023, el 26% de las exportaciones de automóviles de China se dirigieron a economías desarrolladas, en comparación con 5% de 2013. Por otro lado, ( siempre según el banco de inversión neoyorquino ) el resto de las exportaciones de coches chinos se desagregan de la siguiente manera: un 34% van a otras economías asiáticas; un 17% a América Latina y el 11% restante al resto del mundo. Por países, Rusia fue el destino más importante, representando 17% de las exportaciones de automóviles de China.

Desde las cancillerías occidentales se observa con preocupación cómo China quiere inundar Europa de vehículos eléctricos baratos. No ya para colocar su sobrecapacidad, sino para empezar a fidelizar a la clientela del mercado del futuro. «Bendición» para los consumidores europeos - necesitados de coches «limpios» para adaptarse a las cada vez más estrictas normas medioambientales europeas, gran paradoja-, maldición para los fabricantes europeos de vehículos. Que no quieren perder su cuota de mercado, en su propio continente y por mor de unas restricciones ecológicas ideadas por su clase política.

Desde UBS aseguran en un informe publicado esta semana que la sobrecapacidad generalizada en la industria china (no solo en los coches) podría comenzar a impactar en los precios globales. Es decir, que China podría comenzar a exportar deflación más pronto que tarde. Desde el banco helvético se apunta a la idea de que la caída de los deflactores de las exportaciones de China (y la posible «exportación» de deflación) es reciente...Aseverando que «es preocupante que una descomposición de los precios de exportación de China por productos muestre que la deflación ha sido generalizada, no solo en el sector tecnológico. No podemos concluir que China esté exportando una importante deflación de bienes al resto del mundo, pero podríamos estar en las primeras etapas.», se advierte.

En el mismo sentido se pronuncia Andreas Steno Larsen, ex-analista de Nordea, «es probable que los coches chinos traigan deflación al mercado europeo». Otros, como Daniel Kral, (analista de Oxford Economics), matiza: «China no exporta deflación a Europa. Aunque podría ayudar con la inflación y socavaría la ya maltrecha industria de la UE».

Alerta, pues: Japón aún no se ha recuperado de tener una balanza deflacionaria durante décadas. No nos debería pasar lo mismo. Se necesitan acciones decididas y valientes. ¿Estarán nuestros políticos a la altura? Muchas gracias.

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