Opinión | entrebancs

La crispación ciudadana

El funcionamiento normal de la democracia requiere la aceptación: el que pierde, reconoce su derrota; el que gana, respeta al derrotado y no lo persigue; para ganar, no todo vale

La presidenta del Congreso, Francian Armengol.

La presidenta del Congreso, Francian Armengol. / EFE

El desarrollo de la crispación es uno de los rasgos más destacados de la situación política española. Ella se refiere tanto a la aspereza de las formas utilizadas como la concentración de la agenda al margen de la competición electoral. Esta crispación está afectando a las relaciones entre el Gobierno y la oposición, a la vida cotidiana de algunas instituciones centrales y a la convivencia entre los ciudadanos, generando una división entre los mismos.

El funcionamiento normal de la democracia requiere la aceptación: a) el que pierde, reconoce su derrota; b) el que gana, respeta al derrotado y no lo persigue; c) para ganar, no todo vale. Las citadas reglas son la consecuencia obligada del método democrático que se basa, por un lado, en el reconocimiento de la elección como procedimiento de selección del Gobierno y, por otro, en el respeto a las minorías como expresión del pluralismo político.

«Hay algunos rasgos que se repiten de modo sistemático y que generan ese clima enrarecido y angustioso en que se viene desenvolviendo la vida política en los últimos tiempos: a) la deslocalización de la crítica al Gobierno trasladándola de la arena parlamentaria a los medios de comunicación, de modo que el discurso parlamentario busca menos el intercambio de opiniones y propuestas que su eco mediático; b) la desmesura en la crítica al adversario sin respeto a las reglas que exigen la cortesía parlamentaria; c) la magnificación de los errores de los demás, así como de las más mínimas discrepancias con ellos; d) la distorsión de los hechos, negando haber realizado lo que consta en todas las hemerotecas y desautorizando las iniciativas del Gobierno no en función de sus resultados, sino de las perversas intenciones que se le atribuyen» (Joaquín Estefanía)

La coalición PP / Vox no reconocieron, ni reconocen, su fracaso electoral. Hoy por hoy el campo de batalla estatal se centra en descalificar una mayoría parlamentaria que da apoyo a un gobierno de coalición progresista. Léase la Ley de Amnistía, con probabilidades de éxito, que posibilite la mayoría progresista durante su legislatura. A su vez sigue vivo y coleando la adquisición y a la gestión de mascarillas, el denominado Caso Koldo, con sus presuntos enriquecimientos. Tal batalla afecta directamente a políticos/as relevantes incluidos en Balears, léase Francina Armengol Secretaria General del PSIB/PSOE, elegida por mayoría absoluta como Presidenta del Congreso de los Diputados.

Nuestra Comunidad, nuestra ciudadanía, sufre la crispación y sus consecuencias, especialmente las familias pertenecientes a las clases medias con riesgo de exclusión: salarios insuficientes para cubrir sus costes familiares y tener acceso a una vivienda, posibilitar un presente/futuro de sus hijos/hijas. No en vano, según el último informe sobre el estado de pobreza en España, casi la mitad de la población balear, 49.6%, tiene dificultades para llegar a final de mes; la pobreza infantil afecta un 22,5%; el 17% de la población balear está en riesgo de pobreza; y un 8.4% en pobreza severa.

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