ESCRITO SIN RED

Indignación

Nuestra presidenta del Congreso, máxima dirigente del PSOE balear, y marioneta sectaria de Sánchez, omite con un cinismo marca de la casa que ella fue el elemento imprescindible y necesario para que se consumara la estafa

Francina Armengol

Francina Armengol / Eduardo Parra / EP

Ramón Aguiló

Ramón Aguiló

Francina está indignada… ¿qué tendrá Francina? / quejidos se escapan de su boca de fresa/ Francina está enojada en su silla divina/ presa de sus actos, presa de su secta. La presidenta del Congreso manifestó el pasado lunes su indignación y su asco por los que en el fragor y las muertes de la pandemia aprovecharon para enriquecerse ilegalmente. Da la impresión de que Armengol pretende levantar la bandera de la indignación contra los que protagonizaron el saqueo de unos 52 millones de euros en la compra de mascarillas, de los cuales sólo el 13% se dedicó a mascarillas. Puertos del Estado (20M); Adif (12,5M); Interior (3,5M); Canarias (11,64M); Balears (3,7M). El adjudicatario, Soluciones de Gestión, obtuvo 17 millones de beneficios limpios, de los cuales 1,5 millones recaerían en Koldo García, el asesor de Ábalos que lo invertiría en diversos inmuebles. Pero nuestra presidenta del Congreso, máxima dirigente del PSOE balear, y marioneta sectaria de Sánchez, omite con un cinismo marca de la casa que ella fue el elemento imprescindible y necesario para que se consumara la estafa. La gran responsable se reviste de víctima y exige al Govern de Prohens que exija la devolución del dinero a la ciudadanía. Se trata, con las ayudas mediáticas, de convertir el caso Armengol-PSOE en el caso Prohens-PP. Por mucho que hubiera habido torpezas por parte de Prohens en la reclamación del dinero, eso no rebaja ni un grado el escándalo de Armengol. Los que estamos indignados somos los ciudadanos de Balears, ella sólo trata de salvar su carrera política, seriamente amenazada. Ella no está en condiciones de exigir nada. Al revés, ella debe responder sin demora a los numerosos interrogantes que se plantean. ¿Por qué contrató con Soluciones de Gestión de Koldo García? ¿Quién le conminó a hacerlo? ¿Por qué contrató el 25 de abril de 2020 cuando el expediente no se concluyó hasta el día 29, con efecto retroactivo? ¿Por qué transfirieron el dinero público sin haber analizado el género recibido? ¿Por qué, si a las pocas semanas se constató que las mascarillas no se correspondían con las FFP2 contratadas, esperó tres años, el día antes de que tomara posesión de su cargo como presidenta Prohens, para reclamar la devolución del dinero? Si no se devuelve el dinero, la principalísima responsable es nuestra indignadísima Armengol, la gran víctima de la estafa.

Sánchez mostró también su indignación el pasado sábado en la reunión de la Internacional Socialista: «Somos im-pla-cables contra la corrupción. Quien la hace la paga». Otra muestra más de su acreditado cinismo. La semana pasada Sánchez afirmó no tener conocimiento de la red de la trama incursa en organización criminal, cohecho, tráfico de influencias y blanqueo: «Si yo sabía o no, no dejan de ser maledicencias». El ciudadano Ramiro Grau Morancho denunció la trama corrupta en el ministerio de Transportes de Ábalos en 2020 ante la Fiscalía Anticorrupción y en seis cartas a la Moncloa que no fueron ni contestadas. A cambio recibió demandas de Soluciones de Gestión y del propio Ábalos que afectaron a su salud. Es decir, todo apunta a que cuando Sánchez, en 2021, destituye a Ábalos del ministerio y de la secretaría de organización del PSOE, es porque es conocedor de sus andanzas; pero no le pide que devuelva el escaño, y le incluye nuevamente en las listas electorales del 23J. No es implacable, simplemente intenta alejar de su persona material inflamable que pueda afectarle a él; y mantenerle neutralizado. ¿Por qué no reconoce los auténticos motivos para cesar a su mano derecha en 2021? Porque si lo hubiera hecho habría incurrido en el delito de haber tenido conocimiento de actos delictivos de su subordinado sin haberlos denunciado ante la justicia. ¿Acaso hay mayor cinismo que presumir de implacable contra la corrupción por parte de quien ha incurrido en la máxima corrupción de comprar su investidura amnistiando a los delincuentes que van a votarla y con el dinero público de todos los ciudadanos para asumir deuda con el Estado de Cataluña? Este autócrata es el que, auxiliado por una cohorte de pringados que viven del presupuesto del Estado, dirige al país hacia el caos y la irrelevancia internacional. ¿Qué haces ahí, Aina Calvo, secretaria de Estado de su Gobierno, arruinando tus méritos del pasado? Félix Ovejero, que muy de derechas no es, escribía hace unos días, con mucha gracia y acierto, que «Sánchez no es que esté a la derecha de Meloni, es que está a la derecha de Gengis Khan. Su desprecio a la igualdad alcanza hasta a la más elemental, la igualdad ante la ley».

Repasemos la historia de los protagonistas del último enredo del sanchismo. Santos Cerdán, secretario de organización que sucedió a Ábalos, técnico electricista, es el descubridor de Koldo García, portero de puticlub. Le colocó de concejal y a su mujer en la dirección del partido en Navarra. Fue Santos Cerdán quien le incorporó a la campaña de Sánchez para recuperar la secretaría general del PSOE, fue él el que dormía guardando los avales de Sánchez. Feijóo tiene la foto con Dorado. Sánchez, la foto con Koldo. Le dedicó esta oda política: «Este guerrillero de grandes dimensiones físicas y corazón comprometido es un referente en la lucha contra las políticas de la derecha. Inagotable aizcolari, gigante de la militancia». Santos le presentó a Ábalos, la otra gran figura. Ábalos, diplomado en magisterio, cuya experiencia profesional se reduce a tres meses de maestro sustituto, empezó su carrera en el activismo político en el PCE. Al poco, a la vista del triunfo socialista, se pasó al PSOE ascendiendo en Valencia hasta fungir de diputado en el Congreso. Acompañó a Sánchez en la Anábasis que concluyó en la definitiva victoria en las primarias de 2017 que le devolvieron al mando. Se convirtió en la mano derecha de Sánchez. Cuando el caso Delcy Rodríguez y sus maletas, dijo en el Congreso «No me voy a ir. He venido para quedarme. A mí no me echa nadie». Se equivocaba. Es algo parecido a la justicia poética que quien fuera el portavoz del PSOE blandiendo la corrupción en la moción de censura contra Rajoy haya sido defenestrado sin compasión por Sánchez al grito de «somos im-pla-cables contra la corrupción». Son estos arribistas cínicos los que se han hecho con el Gobierno, desarman el Estado y pactan el poder en el extranjero con delincuentes prófugos de la Justicia.

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