Al Azar

Los agricultores tienen razón

Matías Vallés

Matías Vallés

Nada hay más patético que un urbanita metido a campesino de papel, pero incidiremos desde el egoísmo. No tenemos hambre de justicia, sino de pan. La gran trampa consiste en omitir que los alimentos no están garantizados, y que tres días sin almuerzo suponen el fin caótico de la civilización. Si albergas dudas sobre las reivindicaciones de los agricultores, rechaza como represalia su comida. El menosprecio evidente del campo incluye un factor clasista. El burgués envalentonado por la panza llena se encabrita ante los tractoristas que le retrasan los horarios, no quiere estar en sus manos. En cambio, no hay protestas por la dictadura de los banqueros o los intermediarios. Van bien vestidos, claro.

El agricultor en tierra debería ser el amo de la creación. De hecho, la población al completo le reconoció la condición semidivina a raíz de la covid, cuando descubrió que no tenía ni mascarillas al igual que un día se le notificará que no llega la harina. La sociedad enferma del coronavirus programó un acto de fe colectivo, mediante el cual reconocía haber entendido el papel de los trabajadores esenciales. A continuación, matriculó a sus hijos de programadores de ChatGPT, analistas financieros y demás profesiones con aire acondicionado. 

Los agricultores tienen razón, por principio. En la España turística, ejercen de guardianes del paisaje en un país que desde Aznar consagró su territorio íntegro a la construcción de edificios feos. Es curioso que se desacrediten las reivindicaciones de los labradores porque son de ultraderecha, cuando la militancia en la ultraizquierda es un plus para una causa callejera. Y cuando nadie denuncia el voto muy previsible de banqueros y campeones de la intermediación. Al ritmo actual del calentamiento global, la mayoría de los presentes gozará de la oportunidad única de descubrir por qué los trabajadores del campo son los únicos profesionales con derecho a imponer su dictadura. Entretanto, es reconfortante saber que se puede vivir de espaldas al futuro.

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