TRIBUNA

Los protocolos de los «sabios» de Cort

Lo más subversivo que vi allí dentro fue a un investigador citando sus fuentes: malos tiempos para las soflamas infundadas

El antropólogo Francisco Gil-White.

El antropólogo Francisco Gil-White. / ITAM

Laura Miró

Laura Miró

Ante las últimas acusaciones, calumnias e infundios que se nos han atribuido, me veo con la obligación de escribir estas líneas.

El pasado miércoles 24 de enero a las siete de la tarde tuvo lugar una conferencia presentada por Francisco Gil-White sobre semitismo y antisemitismo. Se desarrolló con total normalidad, con una buena entrada y con unos ciudadanos que, con su libertad de expresión, expresaron su descontento, porque consideraron este acto «propaganda sionista», según las propias palabras del representante de Assemblea Ciutadans per Palestina.

Pocas horas antes del inicio de la conferencia, Podemos Palma emitió un tuit desde su cuenta oficial -sí, ahora los políticos se dirigen así a la ciudadanía- en el que hablaba del «acto criminal de esta tarde». ¿Cómo se puede hablar de acto criminal para referirse a una conferencia?

Tras pensarlo mucho, se me han venido a la mente Los Protocolos de los Sabios del Sión publicado por primera vez en Rusia el 1903. Una obra apócrifa que es el origen de la mayor cantidad de falacias que hoy en día se siguen manteniendo sobre los judíos.

Los Protocolos fueron emitidos como si de una prueba irrefutable se tratara, como unos textos secretos arrebatados a los sionistas que, a principios del siglo XX, se habían reunido en Basilea para debatir sobre la necesidad de tener un estado propio, un espacio seguro, tras los sangrientos pogromos acontecidos en el Imperio Ruso y el ignominioso caso Dreyfus en Francia. A grandes rasgos, los Protocolos consideraban que los judíos tenían un plan para dominar el mundo, en una conspiración judeomasónica mundial. El texto fue traducido por primera vez al castellano en 1932 y parece que su mensaje caló: es todavía demasiado recurrente el argumento de los supuestos lobbies judíos. ¡Si es que incluso lo usa TVE!

Así pues, me he tomado la licencia de hablar de los Protocolos de los «sabios» -lo he entrecomillado, nótese la humildad- de Cort, porque aunque juremos y perjuremos que ahí dentro no se cometió ninguna atrocidad, parece que nadie nos cree. Bueno, miento, lo más subversivo que vi allí dentro fue a un investigador citando sus fuentes: malos tiempos para las soflamas infundadas.

Y no escarmentamos, estamos ávidos de conferencias. Pronto, habrá más, les invitamos a que asistan, dentro o fuera.