‘Un amor’ es como la vida

Un amor, sin duda, es la historia de un amor que se escapa a la comprensión del amor y se sitúa en los espacios donde el sexo lo ocupa todo y donde no hay más razón que la necesidad de la huida

Ángela Labordeta

Ángela Labordeta

Isabel Coixet la leyó y decidió que tenía que ser una película, porque todo en la novela de Sara Mesa es contradictorio y hermosamente cinematográfico; es algo así como ese otro lado que existe pero que no queremos ver y deambulamos pensando que las cosas tendrían que ser de otra manera, cuando sabemos a ciencia cierta que van a ser como las hemos ido construyendo sin saberlo, quizá, pero sí con mucha dedicación. Un amor, sin duda, es la historia de un amor que se escapa a la comprensión del amor y se sitúa en los espacios donde el sexo lo ocupa todo y donde no hay más razón que la necesidad de la huida, y quizá esa es la parte más contundente y más transgresora de esta historia construida minuciosamente y a través de personajes solitarios a los que no sabes si quieres o no, porque no importa lo que el lector sienta, ya que tampoco importa lo que ellos sienten que simplemente viven como abandonados, recelosos unos de otros, amargos en algunos casos y cruelmente vulnerados siempre. La historia sucede en un pequeño núcleo rural donde las relaciones ciertamente son más complejas que las que se establecen en las grandes urbes, y lo son básicamente porque, ante la ausencia de palabras, los hechos son conocidos por todos y todos saben cuáles son los miedos y anhelos del vecino y también incluso saben de sus sueños y son capaces con un solo gesto de inspirar el mayor de los terrores o el mejor de los consuelos.

Un amor es como la vida, y como la vida va cerrando alrededor de sus personajes ataduras de las que difícilmente podrán escapar, y como la vida ahoga, y como la vida seduce, y como la vida se vive, y como la vida salpica de culpabilidad para adecentar las culpas de los otros. Hay una atmósfera que resulta perturbadora y también un lugar que pudiera ser el lugar de las respuestas cuando se quiere pensar que la vida es una vuelta de tuerca donde el azar es quizá el mejor compañero. Él y la casualidad. No tiene color Un amor, es desgarradora e incolora y tampoco tiene ruido, ladridos al anochecer, pero no hay ruido en las cosas que suceden porque todo sucede en un lugar al que muy pocos pueden acceder. «Joaquín y Roberta forman una grieta en la comunidad, pues son, en cierto modo, tan anómalos y defectuosos como ella. Cuesta trabajo verlo, cuesta trabajo mirar más allá, no es agradable hacerlo. Pero, una vez dado el paso, ya no puede fingirse inocente». Un amor es quizá el sueño, deshecho en pesadilla, del que nunca se acaba de despertar.

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