Tribuna

Hacia una movilidad en la que quepamos todos

En la Semana Europea de la Movilidad, no está de más recordar que necesitamos la implicación de todos los agentes involucrados para, juntos, alcanzar una solución global y el apoyo de la Administración pública es clave

José López-Tafall

José López-Tafall

Alcanzar una movilidad sostenible y descarbonizada es un objetivo prioritario en la agenda política y medioambiental a nivel mundial, y especialmente en Europa. La necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar las consecuencias del cambio climático son innegables, y en este sentido, la transición hacia un sistema de movilidad más limpio es esencial. Una movilidad en la que no se deje a nadie atrás y tenga muy presente la realidad de cada ciudadano y la realidad de cada zona del país. Por ello, hay que concebir una movilidad limpia y conservar el principio básico de la libertad de elección de cualquier medio de transporte sostenible.

El vehículo privado es un pilar fundamental en la movilidad cotidiana de muchas personas y empresas. Proporciona comodidad, flexibilidad y accesibilidad a lugares a los ciudadanos que, de otra manera, serían difíciles de alcanzar. También da soluciones diferenciadas a necesidades distintas, (ni todas las ciudades son metrópolis, ni toda la gente vive en ciudades). Y, por supuesto, es la base del comercio y de la economía pues permite la movilidad ilimitada de trabajadores y autónomos.

Es obvio que, en las grandes áreas urbanas, con mayor flujo de tráfico y contaminación, hay que mejorar la red de transporte público, taxis, VTC o los diferentes formatos de sharing, no tanto por luchar contra el cambio climático sino por mejorar la calidad del aire, aspectos diferentes que a veces se confunden. Pero no hay que excluir el uso de un turismo privado cero emisiones o de una furgoneta cero emisiones para el transporte de última milla solo por no ser públicos.

Los fabricantes y las marcas nos hemos comprometido para cumplir con la normativa de emisiones hoy, mañana y en 2035. Incluso algunas marcas han anunciado que sólo venderán vehículos cero emisiones antes de 2035. Nosotros hemos acelerado la introducción de más de 200 modelos híbridos enchufables y eléctricos puros al mercado. De hecho, somos nosotros los que estamos haciendo posible el cambio, y pasamos de las palabras a los hechos. Ahora urge que el resto del ecosistema se ponga las pilas para acelerar el ritmo.

El coche eléctrico tiene barreras como pueden ser el mayor precio o el lento desarrollo de la red de infraestructura de recarga. No es necesario sumar otras barreras marcadas por pragmatismos ideológicos, que quieran restringir el uso del vehículo privado, aunque sea de bajas o cero emisiones.

Avanzar a una movilidad sostenible requiere colaboración y conciencia, pero también medidas eficaces que faciliten esta transición a ciudadanos y empresas. España, con una cuota del 11% de ventas, se sitúa muy lejos de los objetivos mínimos de mercado electrificado para 2023. Pero países como Portugal, con un mercado electrificado por encima del 25% del total, han demostrado que con una fiscalidad incentivadora, ayudando sobre todo a las empresas, una visión global de la recarga y una burocracia rápida y simplificada, se puede lograr acelerar e, incluso, encabezar la carrera hacia la electrificación.

España puede y debe aprender de los ejemplos que nos rodean en Europa. No es momento de ser pioneros, es momento de ser efectivos.

En la Semana Europea de la Movilidad, no está de más recordar que necesitamos la implicación de todos los agentes involucrados para, juntos, alcanzar una solución global y el apoyo de la Administración pública es clave.

Debemos avanzar en la descarbonización, sí, como debemos mantener la industria y el empleo sin quedarnos atrás. El ciudadano debe conocer y tener claras las ventajas del vehículo eléctrico, y el primer paso para lograrlo es animarlo a que pruebe estos automóviles para reactivar el mercado. Y saber que las ayudas se cobran en el momento, que la fiscalidad ayuda (la compra de un vehículo electrificado tiene una bonificación del 15% en el IRPF) y que la recarga no es una indefinición.

En definitiva, desde ANFAC estamos plenamente comprometidos con el avance hacia un modelo de movilidad más sostenible y descarbonizada, pero el cambio no es solo responsabilidad nuestra. Es vital comprender que el vehículo privado cero emisiones es parte de la solución y no del problema y, teniendo clara esa cuestión, avanzar de forma comprometida en los objetivos de descarbonización asumidos y en la puesta en marcha de una infraestructura de recarga, para alcanzar una movilidad en la que quepamos todos, sin dejar a nadie atrás. Y ya vamos tarde.