No politicemos la salud

Rafael Miquel

Rafael Miquel

La nuestra recién estrenada Consejera de Salud del Gobierno Balear, Manuela García Romero, ha informado a todos los baleares de la aprobación del decreto por el que el catalán ya no será un requisito para que los médicos puedan ejercer su profesión en nuestras islas sino solo un mérito. La presidenta Marga Prohens, cumpliendo su pacto de investidura con Vox, ha confirmado que «hemos puesto la salud por delante de la lengua» sin que exista trato de favor en perjuicio del resto de empleados públicos a los que sí se les exige el catalán porque el caso de los médicos es diferente. Nadie niega que hay un déficit de médicos y que el requisito del catalán tiene un efecto disuasorio a la hora de captar profesionales sanitarios para cubrir nuestras necesidades. Además, en el improbable caso de que surgiera algún problema de comprensión con algún lugareño, seguro que un sanitario mallorquín, menorquín o ibicenco se prestaría a echar una mano.

Se trata de una medida que ha tenido un gran consenso político y social. Figura en el acuerdo firmado por el Partido Popular con el partido de Abascal que le ha permitido gobernar en solitario a cambio de cederle la presidencia del Parlamento en modo español. En cuanto al conjunto de los sanitarios y sus organizaciones sería injusto no destacar la labor realizada por el Sindicato Médico de Balears para terminar con la mácula de la politización de la sanidad impuesta por el nacionalismo. El sindicato, largo de testosterona (30 doctores por 7 doctoras en cargos directivos), ha contado con un facundo presidente tan eficaz que nunca ha ejecutado las huelgas que ha convocado, no por falta de coraje, sino por el miedo del gobierno oponente, sobre todo cuando era de izquierdas. Su futuro sindical amanece espléndido y ya le ha leído la cartilla a la consejera andaluza, eso sí, «en un ambiente de cordialidad».

En fin, el doctor sindicalista no solo ha manifestado su respeto por la preciosa lengua catalana sino que ha elaborado un razonamiento impecable para defender el español en la sanidad balear que solo está al alcance de aquellos que gozan de un entendimiento bien afilado y que dice textualmente: «No es una cuestión de lengua, es una cuestión de requisito». Alucinante.

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