Veranee en el Norte
El Norte atlántico de España había quedado fuera de los flujos turísticos masivos que en parte sostienen la economía española, basados sobre todo en horas de sol y altas temperaturas. Aunque con el cambio climático la fuerza del sol se haya vuelto excesiva y no pocos pongan pies en polvorosa hacia el Norte en busca de su frescor, hay serios problemas de adaptación de parte y parte. Los aborígenes norteños, siempre quejicas, lamentan ahora la presión turística, en lugar de aprender a cuidar de veras lo suyo y a la vez ser hospitalarios y comprensivos con quienes pueden sacarlos de la declinación económica que tantísimo penan. En cuanto a los turistas, no son pocos los que, tras gozar unos días del fresco y el verdor, se ponen a hacer las maletas en cuanto llueve tres días, que es como el que va a San Fermín y se queja de que embistan los toros. Así que esto puede llevar tiempo.
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