Libertad lingüística para la ‘ce trencada’

Marta Torres

Marta Torres

-Bon dia, és aquí l’Oficina de Garantia de Llibertat Lingüística?

-Disculpe, ¿me podría hablar en castellano?

-A veure, però no és aquí on garanteixen que jo, una ce trencada, pugui seguir existint a aquestes illes?

-¡Ah! ¡Que es usted una de esas ces con cedilla! Ya le veía yo una facha un poco rara...

-Volia denunciar que ja no tenc on sonar. A ca meua!

-Perdone, aquí no atendemos problemas de vivienda.

-Arredecony! Miri, que no. Que jo vull denunciar que m’han fet fora de les cartes dels restaurants, dels patis de les escoles, de les boques de molts funcionaris, de les respostes oficials d’algunes institucions... Si ja gairebé ni me deixen anar al metge!

-Mire, señorita, no me cuente sus penas. Aquí sólo hacemos caso a letras como dios y la señora Prohens mandan. ¿Que viene una ñ, con su virgulilla de capa caída? Aquí estamos. ¿Una che deprimida porque la echaron del abecedario? No escatimaremos recursos. Pero lo suyo... Lo suyo es puro capricho. Pueblerino. Una paletada. Lo que tiene que hacer es quitarse ese colgajo que lleva ahí y convertirse en una ce como toca, limpia y decente. O, si no, quedarse en casa. Que no sé cómo no le da vergüenza salir a la calle así. Lo siento, no podemos ayudarla. Aquí no tenemos garantías lingüísticas para usted.

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