Tribuna

La salud, el alcohol y los medicamentos en los niños, adolescentes y jóvenes

Ilustración: La salud, el alcohol y los medicamentos en los niños, adolescentes y jóvenes

Ilustración: La salud, el alcohol y los medicamentos en los niños, adolescentes y jóvenes

Antoni Ballester

Antoni Ballester

La salud de las personas —tanto física como mental— es fundamental. Cuando se nos pregunta por las tres cosas más importantes, normalmente, decimos: salud, dinero y amor. Pero, probablemente, si tuviéramos que reducir la elección a solo a una cosa, la salud sería la vencedora. Como la salud es lo primero, no conviene dejarla en manos de una persona que no esté especializada. Por eso, cuando tenemos un problema de salud, lo más acertado es acudir al médico.

El alcohol

El alcohol es muy peligroso para los jóvenes. En la cultura de muchos países, las bebidas alcohólicas están muy integradas y están presentes en casi todas las fiestas, comidas y reuniones. Sin embargo, esta aceptación social no es excusa para dejar de tratar el alcohol con la cautela y con el cuidado que se merece. Como adultos, tenemos que ser conscientes de que no podemos tomar una copa en casa y después coger el coche. Lo mejor es que conduzca otro adulto que no ha bebido. En ese momento, hay que aprovechar para comentarlo delante del niño. Es una manera de mostrarle que hay que tratar el alcohol y sus consecuencias con seriedad.

El alcohol se educa también con el ejemplo. No es lo mismo tener en casa tres tipos de bebidas alcohólicas que tener siete u ocho tipos y en gran cantidad. Al final, va tanto el cántaro a la fuente…

Por tanto, hay que hacer ver a los hijos, desde muy pequeños, que hasta la mayoría de edad no se deben consumir bebidas alcohólicas y que si, pasada esa edad, se ingieren, debe ser con mucha moderación. Que nuestros hijos nos hagan caso o no cuando sean jóvenes dependerá en buena medida de si desde pequeños les hemos enseñado a cumplir las normas y las cumplimos nosotros, los padres. De esto va la educación: de cumplir las normas que se han puesto con el objetivo de evitar los problemas.

Los medicamentos

El acceso universal a la salud es un derecho humano fundamental. Los medicamentos pueden tratar las enfermedades, las curan, las previenen o las alivian cuando se usan de manera adecuada y no nos automedicamos. El consumo de antibióticos sin prescripción médica es un riesgo sanitario global y contribuye a que las bacterias se hagan resistentes a los antibióticos, también lo provoca su uso indiscriminado, sin cautelas, en niños y jóvenes y es un grave error.

En torno a los medicamentos, también hay muchos aprendizajes importantes que debemos y podemos transmitir a nuestros hijos. El primero de ellos tiene que ver con dejarlos a su alcance. Los niños verán que nosotros tomamos medicamentos y, tal vez, crean que ellos también pueden hacerlo. El hecho de que, en ocasiones, tengan formas y colores parecidos a pequeños caramelos tampoco ayuda. Por tanto, siempre debemos guardar los medicamentos lejos de nuestros hijos. Incluso, bajo llave a ser posible.

Orientarles y educarles. También debemos orientarlos acerca del uso adecuado de estas sustancias. Los medicamentos son necesarios en un momento dado, por lo que es más que probable que tu hijo los haya tenido que tomar en alguna ocasión —y si han sido los medicamentos adecuados le habrán hecho sentir mejor—. Sin embargo, es conveniente que le enseñes a tu hijo que los medicamentos deben tomarse solo cuando sean necesarios y, por supuesto, que la automedicación jamás es adecuada, tampoco para nosotros. El ejercicio, alimentarse de manera saludable, llevar una vida sosegada, no asumir riesgos innecesarios y cuidarse cuerpo y mente son las mejores medicinas para no enfermar.

Por último, no estará de más que hables con tu hijo sobre los medicamentos legales e ilegales. Recuérdale que los medicamentos se compran en farmacias, igual que las gafas se compran en las ópticas. Hoy en día, existe una enorme cantidad de medicamentos de canales no oficiales que no tienen la trazabilidad imprescindible (sistema que controla su procedencia, procesamiento y distribución para evitar que circulen medicamentos ilegítimos), que sin las garantías necesarias se pueden conseguir fácilmente a través de internet y que pueden tener una apariencia casi idéntica al medicamento que supuestamente son. En realidad, en muchas ocasiones no contienen las sustancias químicas de los originales ni se han fabricado con el riguroso control de los laboratorios farmacéuticos. Para asegurarnos de que se trata de auténticos medicamentos los debemos comprar en las farmacias, que son los establecimientos autorizados y con garantías. Las pastillas sintéticas o de laboratorio denominadas a veces drogas de diseño tienen un peligro real y los niños y los jóvenes deben saber desde la infancia que el alcohol con medicamentos es algo dañino o tóxico para el cuerpo.