Més que un club

Àlex Volney

Àlex Volney

«De debò es llegeixen el meus llibres?» parece ser que fue su última frase cuando agonizaba y mientras cogía la mano de su editor y amigo Josep Vergés. Un débil hilo de voz que se apagaba y su última preocupación.

Claro, siempre volveremos a Josep Pla sobre todo los «Plapanatas», como definió el escritor Sergi Pàmies a todas aquellas personas que no nos cansamos ante la magnitud de la obra del autor de Palafrugell. Y lo definió así el año 1997, centenario de su nacimiento en un ciclo de intervenciones con un numeroso grupo de lectores desde Fabià Estapé a Baltasar Porcel, de Anton Espadaler a Valentí Puig entre muchos otros. El finísimo autor, Pàmies, figuraba a la contra con su elegante ironía y acotó el término: el Plapanatismo, que obviamente no para de crecer y sigue en continuo ascenso muchos lustros después.

La paranoia de mezclar literatura y política no cedía ayer, ni cede hoy. Muchas personas no saben discernir una cosa de la otra y ese fue un motivo de fuerza para que nunca recibiese el Premi d’Honor por su obra. A finales de los setenta se intentó girar esa inercia y se produjo el resultado adverso. Hubo un sonado asunto desde el Ajuntament de Sant Feliu de Guíxols presidido por un profe de catalán, el alcalde socialista Josep Vicente. Este señor denunciaba un artículo del 4 de febrero de 1940, aniversario primero de la ocupación de Girona por los franquistas, en el diario El Pirineo que decía así: «La Cataluña de las grandes convulsiones, la Cataluña ensangrentada por el latigazo del egoísmo, se reincorpora a la España Imperial que guía la mente privilegiada de Franco; a ese Imperio Español que renace portando himnos en los labios tremolando a los vientos oriflamas de riqueza y oro» realmente para partirse de risa, por el contenido y por la histeria colectiva de algunos que empeñándose en mezclar arte o literatura con política seguirían cuestionando toda una monumental obra sin prestar la debida atención pues el autor resultó ser finalmente Josep Pla Comas, un falangista de Torroella de Montgrí, censor de la Delegación de Prensa y Propaganda. Un auténtico fenómeno de las letras. Esa barbaridad sectaria continuaría y muy a menudo sigue mostrándose de vez en cuando.

Tanto a derecha como a izquierda escasea la crítica y aún más la autocrítica como muy bien defendía con sólidos argumentos la escritora catalana Teresa Pàmies, que según el investigador planiano y periodista Xavier Febrés tuvo una de las posturas más coherentes en aquellos días. Teresa Pàmies defendía a Pla como escritor desde el comunismo: «Deixem de banda l’homenatge al qual, per cert, m’he adherit sense reserves mentals…». «Jo tinc ben clar que l’obra de Josep Pla mereix l’homenatge de Catalunya i que molts d’aquells que l’han marginat no en donen els motius veritables. Fan servir el solitari de Llofriu en operacions de capelletes culturals, comercials i de baixa política. Si són tan primmirats amb el passat de J. Pla per què no ésser-ho amb el d’altres personatges que actuen en política i en els mitjans de comunicació? No serà que Pla no entra en els càlculs de cap coalició, llista al Parlament, pactes, etc.».

La Sra. Pàmies defendía que era admiradora de la obra de un escritor a sus antípodas en política y sostenía que los comunistas de su generación estaban «escaldats pel sectarisme i dogmatisme cretinitzador en el qual caiguérem». «Doncs bé: l’obra de Josep Pla —inclosos els ‘abominats’ articles sobre la Segona República— ajuden a conèixer la història del nostre país en el darrer mig segle a condició de llegir-la sense prejudicis i amb esperit crític i autocrític».

Incluso llegaron a confundirlo con Josep Pla Cárceles otro escriba, oficial de marina, con un escrito sobre Gibraltar. El órdago continuaría y en las universidades faltaba la obra de Pla. En sus últimos años él mismo dejó ir alguna reflexión: «he estat un dels escriptors més atacats d’aquest país». El catedrático Joaquim Molas zanjaría pronto el tema. Después de calificar a Pla de gran escritor, sostuvo que hubo una cuestión extraliteraria y totalmente política detrás del «caso Pla». Molas: «Llorenç Villalonga és un gran escriptor, com Mercè Rodoreda, però Pla és més que això, Pla és més que un club» y el club sigue creciendo sin parar como por lógica literaria se merece. Sí, Sr. Pla, els seus llibres es llegeixen i els seus lectors es multipliquen.

Suscríbete para seguir leyendo