Desde el siglo XX

Los fiscales conservadores sin complejos: a por todas con el PP

Soliviantados contra el Gobierno, no se andan con remilgos para demandar que se abra una Causa General legislativa para derogar las leyes «sanchistas»

Antonio Narváez cunado juró su cargo en 2014.

Antonio Narváez cunado juró su cargo en 2014. / EFE

José Jaume

José Jaume

Se presumía, pero que se constate es llamativo: la mayoría de los fiscales españoles están alistados contra Pedro Sánchez, ansían un cambio de mayorías que liquide al presidente, lleve al Gobierno a Núñez Feijóo. La información que ayer ofrecía El País, destacándola en su portada, define qué piensan mayoritariamente los fiscales, cuáles son sus querencias. Antonio Narváez, fiscal de sala del Tribunal Supremo, exmagistrado del Tribunal Constitucional (TC), y Consuelo Madrigal, exfiscal general del Estado, que tildó de «perversión» el proceso legislativo, expresaron ante Feijóo su deseo de que acabe con el Gobierno que se sustenta en los «filoetarras» e independentistas, que se eliminen las inocuas leyes aprobadas en la actual legislatura. El lenguaje lo es todo. Seguimos con lo de los «filoetarras» y el irredento independentismo. Que se sepa, al único que el independentismo ha montado en sus narices un referéndum ilegal ha sido a Mariano Rajoy, que, no es por nada, fue presidente del Gobierno con mayoría absoluta del PP. También recordaremos que ETA dejó de asesinar cuando gobernaba el PSOE. Con Alfredo Pérez Rubalcaba se enterraron algunos de los movimientos más trascendentes que llevaron a la derrota del terrorismo. Por algo tuvo un funeral casi de Estado.

Los fiscales, olvidando, o sin considerarlo necesario, que es lo más plausible, la necesaria prudencia que impone el cargo, abren banderín de enganche a favor del PP. Narváez incluso exclama «ojalá» al evocar el posible triunfo del PP en las elecciones generales. Feijóo, para animarlos, les anuncia que, de disponer de la mayoría necesaria, presentará en las Cortes un proyecto de ley que acabará con las leyes aprobadas en los últimos años. Causa General contra la actividad legislativa del Gobierno «socialcomunista». Sobre los jueces no ha trascendido una posición similar a la de los fiscales. No es necesario. Es sobradamente conocido de qué pie se calza cada cual.

Ha habido fiscales que sí han antepuesto la neutralidad exigible al cargo por encima de cualquier consideración política. Rememoremos, porque lo merece, cómo, en Mallorca, el fiscal jefe, Antonio de Vicente Tutor, fue despreciado, se le hizo la vida imposible, por parte del entonces fiscal general del Estado, Jesús Cardenal, nombrado por el Gobierno de José María Aznar, por querer investigar los desmanes que empezaban a conocerse de Jaime Matas. Vicente Tutor era un fiscal decente. Lo pagó con creces. Eso es lo que hay, y eso es lo que los fiscales que se reunieron con Alberto Núñez Feijóo quieren que prime nuevamente en España alistándose contra la «colonización» que de las instituciones está llevando a cabo el Gobierno. Por eso se anuncia la Causa General legislativa para proceder a la reversión de las leyes aprobadas en el Congreso de los Diputados. Por eso, el PP se cierra en banda a cumplir el mandato de renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que lleva más de cuatro años caducado, y por eso maniobró lo indecible, aunque le salió rematadamente mal, para garantizarse que Cándido Conde Pumpido no llegará a la presidencia del TC, que no se estableciera el cambio de mayorías que por ley había que acometer.

Se ha dicho que las Fuerzas Armadas, que en noviembre de 1975 eran franquistas hasta la médula, supieron adaptarse, que hoy son profesionales apartados de las veleidades políticas. Unos militares de la OTAN equiparables a los de los demás países europeos. Ha pasado ciertamente desapercibido que la Judicatura nunca ha cortado el cordón umbilical que se estableció en los negros años de la dictadura. De alguna forma pervive, sigue nutriendo a buena parte de la misma. Que sea conservadora es normal. Está en su naturaleza. Una cosa es el conservadurismo, otra la beligerancia política. Su desprestigio social probablemente algo tiene que ver con ello. Solo falta que se lleve a cabo la huelga de jueces anunciada. En vísperas de elecciones van a la huelga. Causa General con todo.

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