Patinete al paredón

Patinete eléctrico.

Patinete eléctrico. / EP

Algunos de los que siguen mis artículos —no me atrevo a decir que miles, como cifra Matías Valles a sus lectores—, me proponen que escriba algo en relación al peligro que suponen los dichos patinetes, y la permisividad que la Policía Local tiene con estos adversos artilugios. Es un hecho cierto que se trata de una máquina peligrosa, cada día más en uso, que supone un grave riesgo para las personas que andan por las aceras o que cruzan un paso de peatones. Estos patinetes pueden circular a velocidades elevadas, creo que hasta 95 K/h, cuando al parecer la Dirección de Trafico solo autoriza a 25K/h. En cualquier caso, incluso a la velocidad permitida pueden causar lesiones graves a las personas que andan por la calle. Tampoco, al parecer, pueden circular por las aceras, sin embargo los ciudadanos están aterrorizados con esos ciclomotores que campan a su anchas, sin respetar las normas de circulación, por las zonas reservada para personas exclusivamente, son un severo peligro para los transeúntes. Se trata de un riesgo serio para la seguridad vial, para los paseantes, hasta el punto de que algunas personas mayores temen ir por las calles por el peligro que ello supone. El circular con un aparato como ese por las aceras es un atentado contra el viandante, la contraparte más vulnerable en una colisión. En Barcelona fue detenido un hombre, drogado, por ir con su patinete a la velocidad de 118 K/h, y matar a una persona. Si las aceras son un espacio reservado para las personas, ¿por qué se tolera que vayan por ellas estas dichosas maquinas, siendo, que suponen, un grave peligro para los caminantes? ¡Deberían respetarse las aceras para las personas!

Es evidente que estos aparatos son un nueva herramienta, una revolución en la movilidad urbana y que seguramente ya no hay quien lo pare, tampoco yo abogaría para su supresión, pero sí por una regulación estricta, una rápida reacción ante el uso indebido por parte de las administraciones y un fuerte control por parte de las policías con respecto a este nuevo medio de transporte (o de diversión). Se debe de proteger a quienes circulan a pie. La Fiscalía de Seguridad Vial dice en un informe que tres de cada cuatro accidentes graves producidos por patinetes son atropellos a personas. En París, la alcaldesa Anne Hidalgo se comprometió, en su campaña electoral, a sancionar fuertemente el uso de los patinetes por las aceras. Se comparó su claro compromiso con una reivindicación de la guillotina para los infractores y la consiguiente recuperación del espíritu de la Bastilla en esta cuestión, al ser este un tema de gran preocupación y rechazo popular. Los que desafían al peatón, con este medio de transporte, ya ha agotado la paciencia de la gente. El incivismo y la indisciplina contrastan con la presión que reciben los conductores de automóviles. El celo de la policía municipal con las infracciones por aparcamiento, por velocidad no permitida, en las zonas ACIRE, con el impuesto de circulación, resulta irritante con la indiferencia y tolerancia ante las transgresiones de los patinetes. Choca este rigor con la pasividad ante un grave peligro para el pacífico ciudadano que se atreve a ir por la calle. Es imprescindible que haya vigilancia, prácticamente inexistente, y severidad con estos incívicos. Querido lector, ¿se cruza Ud. alguna vez con un policía local, a pie, o a caballo, por la ciudad? ¿Dónde están los más de mil guardias urbanos de la plantilla policial? ¿Por qué no los envían a vigilar las calles, dar seguridad y proteger a los ciudadanos?

Suscríbete para seguir leyendo