La Fundación Miró de Barcelona ofrece una magnífica exposición sobre Joan Miró, una miscelánea de su producción artística que abarca, pintura, escultura y cerámica. La muestra acoge obras realizadas desde el año1917 hasta 1974 –cincuenta y siete años de creación artística–. Gran parte de las piezas que se presentan estuvieron en el Tate de Londres durante varios meses, con claro éxito de público y crítica. Ahora se expondrá en Barcelona hasta el mes de marzo del año próximo. Estuve viendo la exhibición y volví a quedar impresionado por el genio artístico de Miró, –mallorquín de adopción–. En 1956 decidió vivir y crear en Mallorca, en el gran taller que diseñó para él el arquitecto Josep Lluis Sert. En Mallorca pudo aprovechar la quietud y la luz del Mediterráneo para su inspiración. Aquí tuvo uno de sus periodos más fecundos.

Conocí a Miró personalmente a finales de la década de los sesenta con motivo de un reconocimiento que le otorgó el Ayuntamiento de Palma. Entonces ya me impresiono aquel pequeño-gran hombre por su agudeza intuitiva, su mirada inquisidora, su sencillez y su aspecto rústico. Su figura no casaba con la idea que a priori me había hecho de quien consideraba, a través de sus obras, un genio artístico.

Su pintura refleja la influencia que ejercieron en él la estética fauvista, el cubismo y el impresionismo. Su cercanía a los colores de Van Gogh y al paisajismo de Cézanne le condujo a llegar a ser uno de los máximos representantes del surrealismo, corriente artística con la que finalmente decidió romper en el año 1927. Su obra pictórica, llena de elementos fantásticos, recrea un mundo onírico en el que se siente cómodo él y quien la contempla. Sus formas etéreas en la serie "constelaciones" –impresionante realización– expresan un cierto orden del cosmos en el que aparecen unos puntos –personas– y unos pájaros que enlazan la tierra y las estrellas del firmamento. La serie "constelaciones" refleja, en mi opinión, el periodo de máxima creatividad del artista, concretamente en la década de los años cuarenta.

En esta excelente muestra se pueden ver obras cedidas por los más importantes museos europeos y americanos, Georges Pompidou de Paris, National Gallery of Art de Washington, Guggenheim de Nueva York, MOMA, Prado, Reina Sofía, Tate de Londres, Thyssen de Madrid y MNAM de Paris.

Miró refleja en sus obras la abstracción de un mundo que le rodea y lo recrea desde una poderosa imaginación, de forma pura, ingenua y casi infantil. Se trata de una de las producciones artísticas más relevantes del siglo XX, –producto de una inventiva única–, que llegó a causar la admiración del público e inspirar incluso a escritores de la época. La masia (1921), Perro ladrando a la luna (1926), Metamorfosis (1936), El vol de l´ocell (1939), Dona somiant l´evassió (1945), Blue I, Blue II y Blue III (1961), Maig del 68 (1973), o L´esperanca del codemnat a mort (1974), son una muestra del más de un centenar de obras que recoge la exposición. Joan Miro ejerció con su propio estilo, una significante influencia en el arte europeo y americano e incluso su impronta inspiró a los más importantes diseñadores del siglo XX.