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Catalina Serra, presidenta del Patronato Obrero: «No me gusta la beneficencia, creo en formar a las personas»

El Patronato Obrero, una entidad sin ánimo de lucro, ha logrado mantenerse activa durante más de cien años cubriendo las necesidades de los más desfavorecidos con actividades formativas, deportivas y lúdicas

La presidenta de la Fundació Patronat Obrer, Catalina Serra.

La presidenta de la Fundació Patronat Obrer, Catalina Serra. / Bernardo Arzayus

Irene R. Aguado

Irene R. Aguado

¿Qué supone para la Fundación recibir este reconocimiento?

Es una gran satisfacción para todas las personas que han trabajado aquí durante los 116 años de historia que tiene la entidad. Es un empujón para la labor que hacemos en el Patronato y es muy gratificante.

¿Cómo ha evolucionado la labor de la entidad a lo largo de los años?

Cuando empecé había muchísimas necesidades; había personas que ni siquiera podían ir a la escuela. Durante estos años nos hemos ido adaptando a las necesidades de cada época. Lo importante es formar a los usuarios para que se inserten en el mundo laboral y tengan independencia económica, más allá de las ayudas. En el Patronato hemos apostado por la formación y tenemos proyectos y cursos para personas en exclusión social, por ejemplo de electricidad, fontanería, peluquería, estética o limpieza. También destacaría el programa Sedai, que nace de las carencias de conciliación que tienen los migrantes, los dos pisos tutelados, los proyectos en Nou Llevant..

¿Cuál es el perfil de los usuarios que atiende la Fundación?

Son personas en riesgo de exclusión social, el 90% son inmigrantes. Por ejemplo, en uno de los pisos tutelados vive una familia que antes dormía en un portal. Hay muchos usuarios con problemas de vivienda, pero solo tenemos dos pisos, ojalá tuviéramos más. A algunos les ayudamos con comida y ropa, pero no me gusta la beneficencia. Creo en formar a las personas para que lleguen a ser independientes. Ya hay otras entidades que dan comida. Nosotros solo lo hacemos en algunos casos como complemento, pero priorizamos formar a los usuarios.

¿Qué situación tienen los más vulnerables?

Tenemos situaciones extremas. Nuestro objetivo es llegar a las personas más necesitadas, porque hoy en día el concepto de vulnerable incluye a familias que se han quedado sin trabajo y han bajado un peldaño. Hay muchas personas de Son Gotleu, de Corea o de centros de acogida como Es Pinaret.

¿La sociedad es consciente de la situación de exclusión social de muchas personas en Mallorca?

Creo que muchas veces la sociedad no quiere verlo y estas personas son invisibles. Aun así, también existen muchos voluntarios y entidades solidarias que quieren ayudar.

¿La emergencia habitacional ha aumentado los casos de personas sin hogar en el Patronato?

Sí, mucho. Incluso nosotros tenemos problemas: el objetivo es que las familias que tenemos en nuestros pisos encuentren una vivienda, pero es muy complicado. Nos encontramos con que no podemos dar salida a una familia, y la cola de usuarios que esperan para entrar se hace cada vez más larga.

Una vez superada la covid, ¿qué retos afrontan?

Después de la covid ha habido un aumento de las personas que quieren formarse, aunque en verano hay demanda de trabajadores tan grande que muchos abandonan. Esperamos que al acabar la temporada turística vuelvan a aumentar las formaciones.

¿Qué actividades ofrecen para la tercera edad?

Tenemos actividades como yoga o baile en línea, y una serie de proyectos enfocados a que las personas mayores salgan de casa y se relacionen. El mero hecho de salir de casa les fuerza a asearse, tener ilusión y compartir tiempo con otras personas de su misma edad es importante.

Trabajan especialmente en los barrios del Llevant de Palma. ¿Qué evolución ha visto en esta zona a lo largo de los años?

Es una contradicción que estén construyendo viviendas de lujo en un barrio como este. Ha mejorado, pero sigue habiendo mucha necesidad. Hablamos también de la Soledat y Pere Garau, donde una parte importante de la población es inmigrante. Ojalá podamos llegar a erradicar tanta necesidad, para eso estamos trabajando.

¿En qué zonas de Mallorca hace falta incidir más?

Por suerte hay muchas entidades sociales y los barrios vulnerables están cubiertos. Por ejemplo, en sa Indioteria está Espai Jovent o Naüm en Son Roca. Nosotros fuimos uno de los fundadores de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN), que tiene cerca de 40 entidades solidarias que se dedican a ayudar cada una en su ámbito.

¿Se podría aportar más a nivel institucional para subsanar la brecha con las personas vulnerables?

Siempre pediríamos más, pero tenemos que ser responsables. La Administración ayuda, y claro que podría aportar más. Pero nosotros trabajamos con lo que nos dan.