Opinión

El hotelero ilegal Porsell

Jaume Porsell (PP).

Jaume Porsell (PP).

Matías Vallés

Matías Vallés

En una cuestión previa, encomendar cuestiones éticas y de transparencia a Jaume Porsell equivale a encargar el archivo de la corrupción a la militante Catalina Ferrer, que habla con pasión de «funcionarios rojos». Una vez ejecutados estos nombramientos rocambolescos, nadie puede llamarse a engaño sobre las consecuencias.

La frase «el director general de Transparencia gestiona un agroturismo ilegal» es chocante en abstracto, pero encaja en la lógica de los acontecimientos cuando se recuerda que el susodicho es Jaume Porsell, lógico sucesor de Eugenio Hidalgo al frente de la alcaldía de Andratx. La fina escuela del municipio en obras perpetuas nunca defrauda.

Se habla además del PP, donde siempre hay una buena excusa para saltarse la ley. Alquilar habitaciones de un hotel ilegal en plataformas como Booking mientras se regula la Transparencia aniquilada por el actual Govern, solo demuestra que Porsell se buscó un cargo desocupado, para compatibilizarlo con su actividad real de hotelero sin licencia.

Se entiende que a Porsell le asombre su nueva catalogación como empresario turístico encubierto, dado que el oficio que desempeña en horas muertas es la dirección general que le pagan los ciudadanos. Cuando Antoni Costa defiende a su correligionario como una víctima de la burocracia asfixiante, está reconociendo que el papeleo concentra tantos desvelos de Porsell que la dirección general es apenas un entretenimiento. Dada la compatibilización de la labor pública y privada de sus miembros, con el propio Costa desdoblado en regenerar a seres descarriados, a nadie puede extrañarse que el Govern se subiera salvajemente los sueldos.

El PP no opone nunca una objeción previa a la corrupción, solo castiga la torpeza que implica su descubrimiento. Nadie ha sido expulsado de dicho partido por corrupto, salvo que pierda a continuación las elecciones. Se castiga la derrota, nunca el comportamiento.

Al igual que Porsell, ese emprendedor incómodo con las estrecheces de su cargo público, tampoco vio el PP inconveniente alguno en que José Ramón Bauzá administrara una vinoteca y una farmacia desde el Consolat. De ahí que su sucesora Marga Prohens se enorgullezca de la hiperactividad paralela que exhiben sus altos cargos.

Prohens defiende que puede asistir a la inauguración de establecimientos turísticos ilegales, siempre que lo haga en su tiempo libre, cuando la pregunta es si iría esta noche a Sa Vinya de Porsell. A falta de saber qué otras acciones comprometedoras puede acometer la presidenta en su horario de asueto, queda claro que este Govern peligra por un exceso de tiempo libre. «El ocio conduce al pecado y a la locura», como bien dice la Torah.

Suscríbete para seguir leyendo